O H MSonrío, porque Nanon saca dos cervezas del congelador, y se sienta a mi lado.
Extrañaba venir a casa con él, después del trabajo.
—¿Qué? —le pregunto porque está sonriendo.
—Fue divertido hoy —dice apoyando la cabeza en el sillón y yo miro sus labios, asintiendo.
Ha cantado hoy, sé cuánto le gusta hacerlo.
—Lo fue.
—Voy a extrañar esto, cuando se termine.
—No tiene que terminarse —respondo y él desvía la mirada.
—No me pongas en esta situación, tú sabes que ya tomé una decisión.
—Puedes cambiarla, míranos, podemos hacer esto juntos, estamos bien.
—Ohm, no voy a ceder.
—¿Por qué?
—Tengo una larga lista de razones, que no necesitas comprender.
Voy a levantarme, pero presiona sus dedos en mi brazo, impidiéndomelo.
—Lo siento —susurra y yo volteo a verlo.
—Me molesta porque no quiero soltar todo lo que construimos, y no estoy hablando solamente del trabajo, tú eras mi mejor amigo cuando esto empezó y quiero que lo sigas siendo cuando termine.
Lo veo mover la botella en su mano y bebe un poco, antes de mirarme.
—Yo no sé si me siento contigo, como con el resto de mis amigos.
Lo he notado, ya no está cómodo conmigo.
—¿No me quieres como a ellos?
—No los amo como a ti —dice despacio y yo agarro su mejilla.
Sé de lo que habla, sé que esto es diferente.
—No deberías ser capaz de manejar mis emociones de la manera en que lo haces, pero no puedo evitarlo —me explica riéndose, pero no creo que le dé risa realmente.
Lo conozco bien.
—¿Debo disculparme?
—No.
Me acerco apoyando la mano en su pierna derecha, y la muevo despacio.
Pasa la lengua por sus labios, y me mira nervioso.
Mis dientes atrapan su labio inferior y siento sus manos apoyándose rápido en mi cuerpo.
Me besa desesperado y se acomoda sobre mí, abriendo las piernas.
Acaricio su cintura, moviendo mi lengua contra la suya, y gime contra mi boca, cuando presiono mis dedos en su trasero.
Sé que estaba conteniéndose tanto como yo, no habíamos vuelto a hacer esto, desde esa noche.
Desabrocho rápido su pantalón y beso su cuello, desconcentrándome por su sonrisa.
—¿Quieres montarme? —le preguntó mirando sus labios y él asiente.
Se sigue sintiendo surreal.
Me cuesta creer que puedo tenerlo de esta manera también.