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El líquido escarlata cayó por mi rostro congelado por el frío del gimnasio, todo el camino desde mi mejilla hacia mi cuello y mis dedos intentaron limpiar la herida para simplemente para llenarse del espesor caliente y hacerme fruncir el ceño, pue...

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El líquido escarlata cayó por mi rostro congelado por el frío del gimnasio, todo el camino desde mi mejilla hacia mi cuello y mis dedos intentaron limpiar la herida para simplemente para llenarse del espesor caliente y hacerme fruncir el ceño, pues a pesar de ser una herida fina e insignificante, el rostro era una de las zonas con mayor capilaridad y por ende el sangrado era dramático incluso cuando no era profundo. Sin embargo no era eso lo que me preocupaba, lo que me tenía con la cabeza confundida era el hecho de que era esta la segunda vez en el día en que alguien lograba golpearme en el entrenamiento, lo que por mucho que parezca extraño (considerando que soy un Beta rodeado de Alfas en el ejército y uno que otro Omega rebelde) es algo que está fuera de lo común en nuestra unidad. Todos nos conocemos bien, sabemos movernos como solo la experiencia a través de los años compartiendo juntos nos ha enseñado, y es que pertenezco a esta unidad fronteriza desde que tengo memoria: Jimin y yo, como dos Betas que podían transformarse, fuimos enviados desde la escuela secundaria a esta base al borde del bosque, nos entrenaron aquí, nos cuidaron aquí y así como vivimos los peores días de nuestras vidas rodeados de esta misma gente, también hemos pasado por momentos buenos.

Por mucho que luego de la muerte de Jimin me hubiese negado a permitir conexiones más profundas con ellos por miedo a perderlos de la misma manera en que perdí a mi primer amor y mi primer amigo, la verdad es que había sido imposible. Era genial llegar por las mañanas y recibir el olor a cafeína de Taemin y una taza lista para cada uno con la sola intención de que empezáramos bien el día. Era genial ver la sonrisa hermosa de Hoseok por la mañana, una luz demasiado brillante en la vida de todos que a veces incluso llegaba a ser enceguecedora. Era genial el rostro de cansancio eterno de Yeonjun cuando el desastre de Beomgyu daba vueltas a su alrededor, o cuando Soobin aparecía y Yeonjun parecía luchar contra el magnetismo con el que el Alfa lo atraía directo a él, o las canciones desafinadas con las que Bogum llenaba los entrenamientos e incluso los bostezos recurrentes en el rostro inexpresivo del capitán Min.

Era difícil resistirse a esto. A la familiaridad. A la cotidianidad.

Y así como todos parecíamos tener un espacio en la vida del otro, nos conocíamos a la perfección, y el hecho de que esté tan desconcentrado al nivel de recibir dos golpes fue suficiente para que Hoseok detuviese sus movimientos y me mirara, sin entender. Él lucía con su cabello castaño en perfecto estado, lo que dejaba en claro que ni siquiera había logrado cansarlo a pesar de que yo tenía un fuerte golpe en la rodilla y la herida ahora de mi mejilla.

Bien hecho, Taehyung.

—¿Qué pasa, TaeTae?

—Nada. —susurré en voz baja, limpiando la sangre de mi mano en el traje de militar, pero seguía sintiendo la sangre caer de la laceración. Se pasaría. Los soldados estamos acostumbrados a esto. —Nada importante.

—Estás distraído, y un soldado distraído nunca es bueno.

Suspiré profundamente. Mis ojos iban rápidamente a mirar las gradas del gimnasio solo para verificar que ellos seguían allí, topándome con la mirada de Los Alfa Jeon. Ambos me miraban de diferente manera, y generaban en mí sensaciones completamente opuestas. Pero no adentraré en ello. Es un problema para el Taehyung del futuro cargar con lo que pasó el día anterior.

Beautiful fate |  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora