;; treinta y dos

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Mi celo se acercaba, lo sentía a la vuelta de la esquina

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Mi celo se acercaba, lo sentía a la vuelta de la esquina. Mi irritabilidad estaba en su punto máximo, tal que incluso le gruñí a mi padre apenas tuve la oportunidad, porque mi cuerpo controlado por mi Alfa no se sentía para nada complacido cuando insistía en meterme un jodido Omega por la polla cuando no tenía ninguna intención de estar con alguien que no fuera mi Taehyungie. El calor de mi cuerpo me hacía levantarme del sillón por las noches, en donde dormía sentado porque era incapaz de utilizar la cama que compartíamos con Tae, y la fiebre aumentaba a periodos de intervalos que casi parecían constantes, bajando con los inhibidores que me había dado el médico, y estoy seguro de que si huelo a un Omega más, me desmayaré.

Taehyung no ha aparecido.

Casi se han cumplido cuatro días, pero para mí es casi una eternidad.

Extraño su olor, extraño su sonrisa, extraño su cuerpo, pero por sobre todo, extraño la manera en la que invade mis días de una forma indescriptible, que me hace patente que todo en mí le pertenece, todo en mí lo añora.

Todas las mañanas hago dos tazas de té earl grey, a pesar de que mi padre odia el té y prefiere el café, pues es lo que solía tomar de desayuno con Tae cuando estaba aquí. Retiro los frascos de shampoo y de acondicionador de la ducha luego de utilizarlos porque a Tae no le gusta que se mojen, a pesar de que no está aquí para regañarme por dejarlos, incluso bajo la tapa cada vez que voy al baño, porque pienso que va a cruzar la puerta de la habitación y me va a gritar de esa forma peligrosa (y sexy) que tiene cuando se molesta y que siempre termina conmigo besando su cuello y recordándole lo mucho que lo quiero. Casi tuve una crisis de pánico cuando comí el almuerzo de papá, y noté que tenía mucho picor como condimento, y estuve a punto de lanzarlo por el excusado para evitar que Tae lo coma y porque no le gusta la comida picante y sufre. Arreglé por las noches las almohadas porque a Tae le gustan esponjosas para poder descansar mejor, y acomodé esa que abraza todas las noches luego de lavarla, y lloré las últimas tres noches pegado a ella porque no tenían el olor de mi destinado.

Intenté buscar a Taehyung, principalmente esperando por él en el horario laboral, pero mi padre no había podido darme demasiado tiempo a solas como quise en su intento de forzarme a encontrar un Omega, y dentro de todo, me sentía un poco más tranquilo de pensar que Tae no está a mi alrededor ahora para sentirme con el aroma de otro lobo, sobre todo ese olor dulzón característico de los Omegas que jamás le había fascinado demasiado, menos en mí, pero tampoco es que pueda llevarle la contraria a mi padre, quién estaba empeñado en conseguir la tercera rueda de mi relación para que pudiese procrear. Lanzó Omega tras Omega hacia mí, y nuevamente me sentí en las andanzas en las cuales mi Alfa terminaba a centímetros de desgarrarle la garganta, solo deteniéndose al pensar en que si terminaba en la cárcel eso significaría tiempo alejado (incluso más que ahora) del lobo del que me había enamorado, pero sinceramente, sinceramente, ya no daba más.

Ni un segundo más sin Tae.

Y es que había sobrepasado el límite. Sé que le debo fidelidad y compromiso al Alfa al que pertenezco por manada, y ese es mi padre: su palabra es ley para mí, más considerando que seré el sucesor de todo su poder y de todas mis tierras, por lo que mordí mi lengua incluso si quería arrancarme el cabello ante la sola idea de tocar a alguien diferente a mi Beta, pero ya no podía más.

Beautiful fate |  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora