;; treinta y uno

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Tae.

El pensamiento en mi cerebro solo era él. Tae, sus largas piernas y estilizadas, su mirada llena de emoción, su sonrisa perfecta y la manera en que se veía roto cada vez que llegaba al orgasmo, cada vez que estábamos juntos y nos amábamos. Y...

Tae.

Mi lobo, negro y amenazante estaba parado frente a mí, sus orejas arriba, alerta y un poco molesto por lo que podía ver del brillo de sus ojos, y plantó su pata (la misma en la que yo tenía mis tatuajes) en el suelo, llamando mi atención.

«Busca a Tae»

¿Ah?

«Mi Luna. Él puede tomarnos. Él puede darnos todo lo que necesitamos»

Despierta.

Fue allí en que abrí los ojos, con unos golpes en la puerta que me sacaron de la somnolencia en la que caí, seguramente motivado por el alcohol y la mezcla entre tristeza y desesperación que me invadió luego de mi realización con mi beta en el baño, y aunque estoy molesto todavía por su idiotez, por la manera en la que me orilló prácticamente a dañarlo sin pensar en mis sentimientos, la verdad es que no puedo quedarme en ese pozo de rabia que siento hacia él por más tiempo sin escuchar su lado de la historia, porque sé que hay uno. Lo siento en la tristeza que conecta nuestro lazo, que golpea mi cabeza y me hace estremecer ante la intensidad de sus sentimientos, y de sus inseguridades.

Sé que todo se trata de ello, de su maldita inseguridad que incluso ha nublado la vista sobre sí mismo y su increíble belleza, y sé que es algo que no podremos solucionar como pareja de la noche a la mañana cuando probablemente se siente de esa forma desde siempre. La vida de los Betas no es fácil, mucho menos los rumores, comentarios y susurros a su paso, sobre todo cuando son degradados a los peores escalones de las castas porque dicen ser insignificantes. Probablemente yo lo pensé hace un tiempo, antes de que me perteneciera el lobo más hermoso del mundo y entendí que no importa la casta.

Pero... yo cambié de opinión.

¿Cuántos más lo habían hecho? Probablemente todos seguirían mirando a Tae por sobre el hombro si no estuviese a mi lado, y eso me enferma, y me encargaré de decirle día a día lo importante que es por si mismo. Lo fabuloso que se ve cuando se ríe, cómo es de hermoso cuando se mueve, cuando baila, cuando canta, cuando ama.

Me encargaré de eso... Aunque ahora mismo lo que menos quiero es hablar con él. Necesito tiempo conmigo. Necesito calmarme.

Busca a Tae.

Ignoré a mi Alfa, cuando nuevos golpes en la puerta sonaron. Asumí que debía ser Seokjin, por lo que me apresuré a ponerme la misma camiseta de ayer que olía a alcohol porque no quería entrar a nuestra pieza, y me encaminé hacia la puerta, gruñendo en voz baja.

Beautiful fate |  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora