; veintidós

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Mi garganta se cerró

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Mi garganta se cerró. Mi respiración se estancó en mi pecho, dolido y apretado mientras no me dejaba respirar y al mismo tiempo no dejaba de arder, mientras las lágrimas comenzaban a llenar mis ojos, y a bloquear mi visión que repentinamente ya no la sentí tan necesaria, no si en el momento en que lograría desempañar mis ojos terminaría con ellos fijos en quién fue por un largo periodo de tiempo mi pareja y mi compañera, en quién compartió la cama y la intimidad conmigo, en quién ahora tenía una linda barriga de embarazada, cargando un cachorro que no era mío en su interior y con lo que parecía una sonrisa tenue, incluso malvada, mientras reparaba en nosotros.

Creo que una de las cosas que me dolió dentro de todo el asunto no fue que estuviese embarazada y todos los recuerdos de que yo jamás pude embarazarla, sino que, en estos momentos en los que nos reencontrábamos después de tanto tiempo, su primera intención no haya sido hablar conmigo, sino dirigirse directamente a mi Alfa, a quién sé, sin necesidad de hablar con ella solo por sus ojos y por lo que conozco de ella, que intentará arrebatármelo.

El pánico ascendió.

El pánico se estableció.

Y estuve a segundos de perder todo en una crisis, mientras pensaba que me moriría en cualquier momento, mientras las paredes de la habitación de ese cine de mala muerte se apretaban hacia mí, cayendo sobre mi cabeza y haciéndome susceptible a cualquier movimiento, a cualquier olfato, a cualquier palabra errónea dirigida hacia mí.

Pero por suerte, casi como una luz iluminando mis días, allí apareció él. Mi Alfa, su olor incrementándose en el lugar sin importarle la interferencia de terceras personas, ni tampoco el hecho de que probablemente con su rango de Alfa de jerarquía alta, haría a todo el resto sentirse incómodo y amenazado al liberar sus feromonas, pero sé que lo hacía por mí, sé que estaba intentando disminuir mi crisis de pánico con su olor y lo estaba logrando.

El olor que asociaba a nuestro hogar, nuestra cama, nuestras sábanas donde nos besábamos todas las noches, en donde terminaban nuestros días luego de caricias llenas de segundas intenciones y segundos significados de los que ninguno de los dos quería hablar pero que hasta ese momento, ese vil momento del pasado, fueron suficientes, pero que ahora mismo en donde tantas imágenes se están agolpando y dañando mi cerebro y mi corazón, siento que erramos al no haberlas conversado con anterioridad.

Nunca supe qué pasó, o por qué pasó lo que pasó con Jennie.

¿La quiso, o simplemente fue algo del momento, una atracción instantánea a la que se entregó en una noche de pasión?

¿Había sido solo una noche, o ambos me habían engañado más veces de las que podían contar?

Y de nuevo, el miedo y el dolor ascendió, y esta vez no era por Jennie, porque mal que mal (y este es mi error) mi corazón solo le ha pertenecido a dos personas: Park Jimin, mi hermoso Beta que la vida me arrebató demasiado luego, y ahora, contra todo pronóstico, contra mis mejores intenciones hacia mi mismo y contra mi propia voluntad, a Jeon Jungkook.

Beautiful fate |  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora