El destino es algo cruel, más aún cuando te juega las pasadas que le juega a Jungkook, quién conoce al destinado de su lobo cuando lo descubre en el momento en que el mismo Jungkook se enreda en las sábanas de la prometida de Tae.
o, cómo Jungkook t...
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"Deberías hablar con él, explicarle lo que pasa y evaluar lo que él piensa".
Constantemente pensaba en ello luego de mi chequeo con el médico, pero sabía de sobra lo que diría Jungkook al respecto: era cierto que tenía mucho miedo de anudarme de nuevo, y era lo mismo para mí. Sé que lo quiero, sé que se sintió increíblemente bien el tiempo en que se abrió su polla de Alfa en mi interior y se expandió con todo su longitud y ancho en mí, con un dolor que si bien no fue desgarrador, fue suficiente para hacerme sollozar y entrar en un trance de cansancio en el que mi cuerpo no pudo más antes de desplomarse frente a él, pero... Dios. Dios, se había sentido bien, sin embargo, sabía en el fondo de mi ser que no por nada me había desmayado, de que probablemente un nudo era demasiado para mí, y quizá, solo quizá, había sido demasiado fortuito el hecho de no haberme roto y desangrado por dentro cuando me anudó.
Mi cuerpo no estaba preparado para ello. Era irrisorio que pensara siquiera en que había una posibilidad en que pudiese tener a sus hijos, y a decir verdad, jamás de los jamases se había sentido tan mal no ser... no ser Omega. No tener sus cualidades, y sus debilidades, porque si las tuviese no tendría que estar sufriendo de solo pensar que no compatibilizo con la persona que quiero, que no soy lo que el destino quiere y que él necesita, a pesar de que irónicamente la luna nos haya unido.
Pero no era capaz de sacar el tema.
¿Cómo le decía de la nada: Hola, amor, necesito que pruebes si puedes anudarme aunque eso me pueda destrozar, o tendré que ponerme a buscar una Omega para que cargue los cachorros que le darás en tu celo antes de que sea demasiado tarde?
No. Ni siquiera puedo pensar en ello.
Jungkook se ha dado cuenta que ando cabizbajo, pero no ha querido seguir insistiendo luego de que le dije que era algo que no deseaba hablar. Él entendió, y fue suficiente. Él era suficiente para mí, y cada día que pasaba yo sentía que quién no era suficiente en esta relación... era yo.
Sin embargo, mi plan ahora era otro: enloquecerlo hasta que de la nada pudiese sacar un nudo de su cuerpo sin control, con las pastillas y las inyecciones que me dio el médico a mano, escondidas en un botiquín que andaba trayendo para todos lados, y provocándolo a él y a su lobo aprovechándome que salía bastante a flote ahora que estaba cerca de su celo, y sus ojos llameaban de color azul antes de tomarme.
Lo habíamos hecho en todos lados de esta casa en esta semana desde que fuimos al médico.
Jungkook me había tomado todas las noches, a veces más de una vez, pero no lograba que perdiera el control en ninguna oportunidad, salvo hoy, cuando llegué del trabajo con el olor de Jae en mi, un olor a Alfa que no era el de él, y los ojos de Jungkook viraron inmediatamente, su voz de Alfa, penetrante y grave muy parecida a la que tiene cuando despierta de una larga siesta, se escuchó inmediatamente.
