; veintiocho

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—Basta, Kookie. Tengo sueño.

Sus besos seguían la línea de mis costillas, en donde había levantado la camisa de dormir para, por enésima vez en esa noche (si es que no más, porque a decir verdad a mitad de la historia, simplemente dejé de contar) revisar por si había alguna herida luego de lo que ocurrió en el bosque. Siento que ha pasado una vida entera desde ese "ataque", mientras nos arrastrábamos de vuelta a la aldea, mientras recuperábamos los cuerpos, mientras con Jungkook a cargo hablábamos con el Alfa de la aldea para detallar lo sucedido y mientras él hacía énfasis en que nada de lo que había ocurrido era culpa de nadie, sé que me lo dice directamente a mí, a pesar de que está mirando a su tío a los ojos, porque no hay forma que su tío no sepa que en toda expedición y aventura hay un porcentaje de personas a las que se puede perder por acontecimientos del destino. Pero parecía ser que el Alfa de la aldea parecía no estar de acuerdo, con su rostro fruncido hacia mí mientras brillaban cuando miraba a Jungkook, diciendo de la forma más vil y mentirosa posible que todo pasó demasiado rápido para que pudiésemos evitarlo. 

Su lengua pasó por el costado de mi cuerpo una última vez, antes de que su rostro se elevara a levemente y fijara sus ojos en mí.

Sus ojos brillaban, y sé por qué.

—Tengo un amor-odio con que me digas Kookie. —frunció levemente el ceño.

Extendí mis manos hacia él, tocando su brazo y acariciándolo perezosamente. Amaba tener la posibilidad, por sobre todas las y los Omegas de este lugar y de su aldea natal, de poder tocarlo sin medirme. De poder sentir que este Alfa me pertenecía, que me cuidaba y que me quería solo a mí.

—¿Por qué?

Él me mira a los ojos y siento el mundo temblar. Me dijo que me amaba más temprano, me prometió no irse y nunca dejarme atrás, y a pesar de que todo en él y en lo que hace me inclina a creerle, una parte de mí (llamada inseguridad) está esperando por el momento en que todo esto se me caiga a pedazos en mi rostro, con esa vibra venenosa del "te lo dije" esperando al final de la escena, y eso me hace temer de decirle justamente todo lo que siento, todo lo que quiero, las ganas que tengo de finalmente pertenecerle frente a todo el mundo.

Él huele mi cuerpo. Suele hacerlo muy a menudo, y me genera cosquillas. —Porque amo que me digas así, siento que te estás liberando conmigo, que tienes confianza en mí, y en esto... Pero también me molesta que me digas así cuando estamos en la cama, porque prefiero que me llames amor, o Alfa, o señor, o papi...

El sonrojo sube instantáneamente a mis mejillas.

—No pienso jamás decirte papi.

Él se ríe, y su mano inquieta comienza a acariciar mi pierna suavemente, mientras sus besos distraen mi cabeza a medida que levanta una de mis piernas para doblarlas y poder encajar su cuerpo sobre el mío, su intimidad cerca de la mía, y su lengua nuevamente trazando besos en mi costado, en mi estómago, en mi torso. —Partí buscando cada centímetro de tu piel por alguna herida, porque me volví loco de solo pensar de que pudieses estar herido. Dios, ¿esto tendré que pasar cada vez que tengas que ir a una lucha? ¿Cada vez que amenacen esta aldea? —su boca bajó por mi estómago, mientras me estremecía por sus besos. Mis manos afirmaban con fuerza las sábanas para evitar que un gemido saliera de mis labios, mientras su aliento rozaba mi ombligo, mis piernas amenazando con tiritar por la excitación creciente que solo él lograba en mí. —¿No puedo dejarte esposado a la cama para que no te pongas en peligro?

Beautiful fate |  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora