; treinta y cuatro

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Desperté con un koala aferrado a mi cuerpo. Las extremidades largas y fuertes de Jungkook enredadas en mi cuerpo desnudo, y mi cuello siendo invadido por las respiraciones profundas del amor de mi vida mientras estaba en el subespacio, demasiado cómodo a pesar de estar todo doblado simplemente porque estaba allí justo en donde mi olor se concentraba. Sin embargo, me picaba la pierna, justo en donde el yeso se cerraba y por más que hice el esfuerzo de intentar rascarme sin moverlo, fue imposible.

Jungkook se quejó sonoramente mientras me removía.

—Por favor, Tae. He dormido como la mierda por una semana, dame un descanso.

—Me picaaaa. —sollocé, como un niño pequeño.

Mi Alfa abrió un ojo, el sueño todavía hinchando su rostro y haciendo perezosa la manera en que parpadeaba, pero aún así se removió hasta encontrar mi pierna herida, y comenzó a pasar sus uñas por ella en un intento de calmar mi picazón.

—¿Ahí?

—Más al lado.

—¿Qué lado?

—¡Derecho, Koo!

Él soltó una sonrisita antes de inclinarse hacia mí y dejar un beso casto en mis labios. —Imagino que no te harán trabajar con la pierna así, ¿cierto?

—Hoseok está a cargo.

—Genial. Yo tampoco iré a trabajar entonces, así que nos quedaremos todo el día en la cama.

No me quejé, y en cambio lo atraje hacia mí para volver a acomodarnos en forma de cucharita, a pesar de que la luz de la ventana dejaba en claro que era una hora más que buena para empezar el día, sin embargo, si mi Alfa quería dormir, no me opondría a nada de ello. Al fin y al cabo él no fue el único que sufrió insomnio todos estos días separados, imaginándose escenas hipotéticamente malas respecto a cómo se resolvería todo. Jungkook ronrroneó en mi cuello antes de acercarse a mí, su polla llena por la erección matutina, y se acomodó de tal forma en que la sentí justo entre mis nalgas. Solté un jadeo de placer, porque por mucho que la noche anterior Jungkook se desveló besando cada lunar de mi cuerpo, masturbándome mientras besaba mis labios hasta que me dolieron, mordiendo mi lengua y llenándome de la suya sin dejarme respirar, no consumamos nada más. La necesidad de simplemente mirarnos y besarnos fue más que suficiente, pero estaba sensible, caliente y necesitado del hombre que amo, más Jungkook simplemente besó mi frente antes de volver a roncar.

Y, por mucho que yo intenté dormir y que los analgésicos me ayudaron bastante, algo en sus ojos y en sus ojeras cuando recién llegué me dio el indicio correcto de que probablemente él en esos cinco días con suerte había dormido cinco horas, por lo que lo dejé descansar. E incluso después de que caí inconsciente de nuevo y me escabullí de sus brazos para cocinar algo, Jungkook siguió durmiendo abrazado a mi almohada favorita, esa que ahora olía a mí y que estaba alrededor de sus brazos.

Beautiful fate |  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora