El destino es algo cruel, más aún cuando te juega las pasadas que le juega a Jungkook, quién conoce al destinado de su lobo cuando lo descubre en el momento en que el mismo Jungkook se enreda en las sábanas de la prometida de Tae.
o, cómo Jungkook t...
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La lengua de Jungkook me tenía en un estado de excitación del que no podía bajar, mientras comía de mi y comenzaba a acompañar sus embestidas con dos de sus dedos, haciéndome perder mis frenos y comenzar a ayudarlo a follarme, enterrando más aún su cabeza entre mis piernas. Sin embargo me frustraba que él siguiera con su ropa, por lo que gemí su nombre para llamar la atención de mi Alfa.
—Por favor... —susurré, con un tono necesitado que incluso a mí me sorprendió.
—Hmm... —dijo, dando una última lamida antes de retirarse, su lengua, sin embargo, no dejó la zona, y comenzó simplemente a arrastrarse por los lados, a lamer y besar mis muslos hasta que chupó fuertemente la piel sensible, haciéndome estremecer y llevar lo que parecían inútiles manos de gelatina hacia su polera, la cual ni siquiera me importó ahora mismo, y la rompí en dos para poder apreciar su hermoso cuerpo.
El tatuaje de su brazo terminaba en su hombro, y siempre sentía que era una obra de arte sin concluir, una vida de hermosura todavía faltaba por llenar su cuerpo, aunque ya era suficientemente perfecto como estaba.
De cualquier forma, sería siempre el Alfa más perfecto que conoceré en mi vida.
Jungkook jadeó de placer, sus ojos rodando en blanco mientras me apoyaba en mis codos, mi mano pasaba por detrás de su nuca y lo atraía a mí para besarlo con pasión, tanto a sus labios como a su cuello, deseando de cada fricción y cada centímetro de su piel en mí.
—¿Puedo... hacerte mío? Joder, no creo poder aguantar un segundo más lejos de tí. —jadeó Jungkook, estremeciéndome ante mis labios en su cuello.
Me separé de él, y con una mirada lasciva, abrí más mis piernas. —Todo tuyo.
Él no necesitó más invitación, ni tampoco más palabras para cuando se acomodó entre mis piernas, dándole un jalón rápido a su propio miembro antes de dirigirlo hacia mi entrada.
Pero justo antes de entrar en mi, se detuvo. —¿Estás bien, cierto? ¿Tu pierna, te duele, la posición es cómoda? ¿Preferirías cambiar? Sabes que puedes... AAAAHHH~
—Estás... hablando... mucho... —gemí, mis dientes apretados frente al dolor, porque había sido suficientemente inteligente como para impulsarlo de su trasero hacia mí y penetrarme con su propia polla demasiado fuerte.
Mi respiración se estancó, y Jungkook se tensó visiblemente. Gemí tan fuerte que casi fue un grito.
—No te muevas, por el amor de dios... Si te mueves si quiera un... centímetro... Joder, Tae, me voy a correr como un adolescente...
Cerré los ojos con fuerza, porque yo también estaba luchando porque mi cuerpo no se crispara del placer indescriptible que me recorrió.
Nos quedamos por momentos así, intentando regular nuestra respiración antes de que abriera los ojos y él empezara a moverse, demasiado lento al principio, saliendo casi en su totalidad antes de volver a empujar hacia mí, no fuerte, no con la brutalidad que necesitaba en este momento, sino con las manos apretadas y sus dientes mordiendo su labio inferior porque estaba seguro de que estaba aguantando el orgasmo.
