El destino es algo cruel, más aún cuando te juega las pasadas que le juega a Jungkook, quién conoce al destinado de su lobo cuando lo descubre en el momento en que el mismo Jungkook se enreda en las sábanas de la prometida de Tae.
o, cómo Jungkook t...
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—No, Tae. —mi voz es categórica, incluso si el leve puchero en los labios de Taehyung atentan contra mi estabilidad mental, y es que siento que hay una parte en mí que falla cada vez que no lo hago feliz, que no hago lo que desea. Mi Alfa está deseoso de cumplir todos sus remotos e imposibles deseos, mientras que yo solo quiero ver su rostro iluminado con una sonrisa, porque creo que Kim Taehyung tiene la sonrisa más hermosa del universo, sin embargo... Tengo miedo. Mi lobo fue suficientemente idiota de hacerle un nudo a un Beta, por el amor de dios. ¿Dónde terminaremos la próxima vez que pierda el control? ¿En el cementerio? ¿Quemando hasta las cenizas al cuerpo de mi luna, mi único y perfecto destinado? —No podemos hacerlo.
—Claro que podemos. —bufó el contrario. Ni siquiera lo miré, porque su cuerpo desnudo tenía todavía las marcas de nuestra última noche. Su cuello estaba con algunas heridas, sus caderas tenían marcado mis dedos en varios tonos oliváceos, y sus costillas tenían indicios de mi descontrol, en donde mis besos y mis garras se aferraron a su cuerpo con necesidad, y el solo imaginarlas, el solo detallarlas, hacía gruñir a mi Alfa con posesividad.
Nuestra luna. Nuestra.
Sí, Tae era tan nuestro como nosotros de él, pero eso no impedía que mi pecho se llenara de angustia al solo imaginar cómo pudimos terminar en un funeral, cómo de desgarrador hubiese sido despedirme de él por un error. Por un gran y enorme error.
—No pasó nada la primera vez, Jungkookie. Y puede ser que haya sido milagro, pero mientras no estés en tu celo puedes... controlarlo.
—Eso creí también, —le expliqué, mientras mis manos caían a los costados de mi cuerpo y todo dolía. La distancia dolía, mi lobo me pedía a gritos ir con nuestra Luna y tomarla entre nuestros brazos para descansar nuestras dolencias en donde más pertenecíamos en el mundo entero, pero no confiaba en él cerca de Tae. Mi lobo, al igual que yo, está completa y estúpidamente enamorado de Taehyung, pero al menos yo tengo lógica y entiendo. —y la mayoría de las veces lo he hecho. Sé cuando viene un nudo y sé cuando puedo detenerlo pero...
—Quizá fue mi error... —susurró bajo Tae. —Tu te ibas a retirar, y yo pensé... no lo sé. No sé que pensé, pero no quise que te fueras, y te atraje de nuevo a mí.
—No. No fue tu culpa.—pero no estaba seguro, porque ni siquiera logro dilucidar aquello. Solo sé que, mientras mi nudo se expandía, el dolor en el rostro de Tae se llenaba y mi miedo incrementaba hasta casi sacar el corazón de mi pecho cuando se desmayó, no hay mucho que recuerde. Fue un evento traumático cuando debió haber sido lleno de amor... todo por mi estupidez.
—Kookie, por favor, ven.
Alcé una ceja y me permití mirarlo al escuchar su dulce voz. Kookie.