Personajes mayores (comparten apartamento)
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Tus amigos están en tu casa y Bakugo creía que sería una buena idea actuar como un malcriado frente a ellos y eso estaba cansándote así que lo seguiste cuando fue al baño.
— Mi-ha... ngh... ¡basta!— Bakugo gimió cuando lo presionaste contra la puerta.
— ¿Por qué lo haría?, ¿Si crees que puedes actuar como un malcriado frente a MIS amigos? Bien, hazlo a tu manera— Tu agarre se apretó sobre su pene endurecido, haciéndolo jadear por aire. Casi se estaba ahogando con su propia saliva.
—T-tú... uhhh... ¡Agh!
—¿Quieres decir algo?— Intentó decir algo, pero en lugar de palabras reales, sólo gemidos salieron de sus labios.
Sus dedos se curvaron, tratando de agarrar algo. Sin embargo, estaba presionado contra la puerta del baño, sin nada a lo que agarrarse. Le temblaron las piernas y se inclinó un poco más hacia adelante, dándote involuntariamente un mejor acceso a su espalda o más bien su culo.
Metiste tres de tu dedos en su entrada se movían en él sin ningún rastro de sincronización y eso lo estaba volviendo loco. Cada vez que presionabas con fuerza su próstata, tenía que reprimir un grito.
Tu otra mano todavía estaba bombeándolo, pero no dejabas que se corriera, oh no, no lo dejarías, no había mejor castigo para Katsuki que no dejar que terminara.
— ¡P-por favor!— Te detuviste en seco. Él simplemente se quejó.
— ¿Qué fue eso?— Fingiste sorprendido, tal vez realmente lo estabas.
Era una de las palabras que uno escuchaba de él muy raramente.
— Lo siento— Escuchar eso sería realmente un milagro— Dije por favor, hijo de p... ¡ah!— No podías dejar que terminara esa frase.
— Intenta eso de nuevo— Dijiste con una dulce voz.
— ¡Vete a la mierda!
Suficiente. Tu mano se movió desde su miembro hasta su cuello y lo tiraste hacia atrás para estrangularlo.
— Piensa en esa actitud otra vez. Quizás entonces te deje correrte. Esta noche— Con eso lo soltaste y él se paró contra la puerta, respirando con dificultad.
Su propia mano rozó la piel magullada de su cuello mientras tú no le prestabas atención y simplemente te lavabas las manos en el fregadero, sabias que eso había excitado aun más a Katsuki lo que nadie sabia excepto por ti es que Bakugo era un masoquista de primero.
— Límpiate— Fueron tus últimas palabras hacia él antes de abrir la puerta y salir del baño.
Afuera te encontraste con tus dos amigos que ahora estaban conversando por su cuenta. Tan pronto como te acercaste al sofá, te miraron.
— ¿Está bien Bakugo-san?— Preguntó uno de ellos con expresión preocupada. Les sonreíste.
— Estará bien. Era una de sus cicatrices, como te dije. Volverá en un minuto— Te sentaste con ellos.
Cuando Katsuki regresó poco después, su mirada estaba pegada al suelo, sin atreverse a mirarlos a ninguno de los dos. Había reemplazado su camiseta por un jersey de cuello alto sin mangas. Notaste que uno de tus amigos abrió la boca para preguntar al respecto, pero la cerró solo un segundo después.
Bakugo se sentó en un sillón frente a ti. Sabía que no podía atreverse a volver a sentarse a tu lado Y probar suerte provocándote. Ya había hecho eso suficiente. Esta iba a ser una noche larga y sólo podía esperar que la noche fuera a su favor.
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