Gojo Satoru

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Gojo no sabe cómo terminó aquí, en esta posición, con tus ojos mirando hacia abajo mientras tus dedos hábilmente le acariciaba el culo. Tú sigues mirando la entrada de Satoru. Apretándose involuntariamente en los tres dedos que el alvino de alguna manera había logrado meter dentro de su aterciopelada rigidez. Era vergonzoso, por decir lo menos. El gran Gojo Satoru, el hechicero más fuerte, reducido a un lío de nerviosos, todo porque lo descubrieron masturbándose.

Un tirón en su pene lo saca de sus pensamientos y mira hacia abajo para ver tus ojos mirándolo. El sonido que sale de su boca es patético y la forma en que se ruboriza se siente como si fuera un adolescente.

—No te dije que podías parar, Satoru —Tu voz suena como una daga mientras murmuras su nombre.

Como un reflejo, Gojo sigue metiendo su dedo en su entrada y los gemidos se derraman en el lugar. Encontró su próstata hace mucho tiempo pero no importa lo que Satoru pueda hacer, la estimulación simplemente no está ahí. Él sabe que lo está golpeando porque el punto está grabado en su mente pero la forma en que lo hizo sentir simplemente ya no estaba allí.

Oh Dios, ¿se corrió tanto que su próstata está rota ahora? te das cuenta, una vez más, que baja la velocidad de los dedos y en lugar del habitual tirón en su pene o en los testículos, le sacas los dedos a Gojo.

—¿Huh? —Satoru se las arregla para decirlo con la sensación de que le sacas los dedos a la fuerza.

De rodillas, tomas tus dedos y lentamente los mete en la boca del albino, que al principio los mordaza pero se da cuenta de la señal y comienza a chuparlos como un bebé recién nacido.

Un jadeo sale de tu boca al ver a Satoru lamiéndose los dedos como si fuera su última comida. Creyendo que la saliva recubierta era suficiente lubricante, sacas tus dedos de su boca y los posicionas en la entrada en su entrada y lentamente metes un dedo.

La respiración de Gojo se atasca en su garganta y agarra las sábanas debajo de él. Ni un minuto más tarde y otro dedo es empujado adentro y un gemido sale de su bonita boca.

—¿Ni siquiera tres dedos y ya eres un desastre, Satoru? Pero te ves tan bonito así. Mi pequeño puto bonito —Satoru gimió —¿Te gusta eso? ¿Te gusta que te llame puto? Te verías aún más bonito con mi pene, ¿no crees, Satoru? ¿Quieres mi pene? —Preguntaste descaradamente a lo que Gojo asintió efusivamente. La imagen mental fue suficiente para endurecerlo de nuevo—Palabras, querido. Necesito palabras. ¿Quieres ser tomado como la perra que eres?

—¡Sí! Sí, por favor, quiero que me tomes! ¡Por favor, quiero tu pene! —Satoru gritó. Se alegró de que los dormitorios estuvieran insonorizados o ya alguien lo hubiera oído. Sonreíste, contento con su respuesta sacaste los ya húmedos dedos de su entrada y, una vez más, los llevaste a los labios del alvino.

—Pruébate —Dices y el peliblanco los chupó, girando su lengua entre tus dedos y ocasionalmente mordiéndolos, Gojo se veía tan adorable que parecía que comía un dulce de esos que él comía.

El sonido de una cremallera hizo que Gojo mirara hacia abajo y te vio abrir tus pantalones y tirar del boxer para mostrar tu miembro. Chorreaba liquido pre-seminal, su pene era algo pequeño a comparación al tuyo, acaricias tu miembro de maneras que nunca pensó que se podría hacer.

—¿Dónde están el lubricante y los condones, cariño? —Señaló el cajón detrás de él con los dedos todavía en la boca.

Te inclinaste y sacaste un paquete de condones y lubricante, abruptamente quitando los dedos de la boca del albino, abriste rápidamente el lubricante y, a pesar de su frialdad, te lo pusiste a toda prisa en tu pene.

—P-por favor —Satoru suplicó aunque no sabía para qué. Estaba desesperado por algún tipo de intimidad y afortunadamente tú estabas aquí para proveerle eso.

➳ One Shot➳	•Male Reader YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora