CAPÍTULO 37: ENEMIGOS.

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Anastasia

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Anastasia.

— ¿Sigo sin entender qué hacemos aquí? — pregunto por tercera vez a mi mejor amiga.

—Ya te dije, vamos a divertimos. No me siento bien y estar aquí me hace estar Feliz por pocas horas.

— ¿Una discoteca? ¿Pensé que era la biblioteca?

—Lo es también. Amo los libros y tu lo sabes, pero en este momento necesito algo muy fuerte y el trago me lo va a dar.

—Necesitas algo para olvidar todo, entiendo. Vamos entonces.

—Entremos al paraíso entonces.

—Un hermoso nombre para este bar. —sonrío.

—El dueño sabe de nombre, me encanta que se llame el paraíso.

— Nos encanta. Pero vamos ahora.

Con eso ingresamos como de costumbre, nos dejan pasar sin hacer filas y amo que hagan eso, miro a la pelinegra y la mejor hermosa, tiene un vestido que no tiene tiras, tiene una forma de como de corazón y comienza desde su pecho y que le llega más arriba del muslo, es de color negro, carga unas botas de color moradas, el maquillaje es perfecto, una sombra de color negra y siempre color en los labios intensa su cabello se encuentra suelto, no puede faltar su bolsa de manos.

Está hermosa.

Yo en cambio hoy ando un vestido de color rojo, es abierto por los pechos, es mangas largas, es corto me llega por el muslo, cargo mis botas como de costumbre pero de color negro, mi maquillaje es simple, la base de piel y mis labios de color rojo, cabello suelto, mi bolso de mano.

Caminamos entre la multitud hasta que llegamos a una mesa, nos sentamos y no en seguida se nos acerca el mesero.

—Buenas noches, ¿Qué desea servise?

—Un Whisky por favor.

—Que sean dos. —digo y la loca de mi mejor amiga me mira, el mesero se va.

—¿Está bien?

—Si, ¿Por qué?

—Tu no tomas, solo cuando te obligo.

—Hoy será una excepción. —le guiño el ojo, mientras me acomodo en el sofá que hay en esta mesa.

Necesito tener alchocol en mi sistema, esa es única manera de no pensar en él imbécil de Harry, solo de decir su nombre me da mucho coraje. Nunca debí haber caído en sus garras, pero caí.

Te odio Willians.

Pero también te amo.

Y por eso te odio. Por no poderte sacar de mi cabeza ni de mi corazón.

Llega el mesero y los entregan las bebidas y se va. Cogo mi bebida y me la bebé de un solo golpe, Natha hace lo mismo, parecemos de alcolica. Llega el mesero por quinta y vez y se vuelve a ir. A este punto ya pedimos la botella no más. Saco mi celular del bolso.

NO TODO ES PARA SIEMPRE   (LIBRO1) ¨BORRADOR¨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora