La Marca.

¿También Eres Alfa?

Terminó de salir para dirigirse al ascensor y las chicas se giraron a Karlie emocionadas porque la directora las había notado, por primera vez habían sido notadas y no era que la dirección las ignorara, ella ni si quiera sabia eso y ahora podrían ser invitadas, siguieron en lo suyo mientras una Karlie había entrado a las cámaras de seguridad de la empresa para revisar días antes de la empresa para ver si alguien extraño había estado rondando la empresa o si seguía a Taylor, pero nada parecía extraño, a menos que fuera un acechador muy bueno que procurara estar lejos del radio de las cámaras de la empresa.

— ¿Qué pasa? – Preguntó sin levantar la vista.
— ¿No irás a comer? – Escuchó.
— Tal vez después.
— No tienes realmente mucho que hacer, los sistemas están funcionando al cien por ciento – Gruñó.
— ¿Y?
— ¿En verdad odias a todos?
— No los odio.
— Entonces es conmigo ¿no?
— ¿Contigo? – Levantó la vista.
— Vamos Karlie, te he dicho muchas veces que quiero algo contigo y...
— Me halagas, ya te lo dije, pero yo no...
— Estás saliendo con alguien ¿no es así?
— No – Se recargó en el respaldo.
— Si no es formal al menos se ven ¿cierto?
— No sé por qué insistes en eso – Suspiró.
— Vi que compraste pastilla para prevención de embarazo y a menos que hayas encontrado un gran Alfa para ti, es para tu chica de turno.
— No tengo ninguna chica de turno – Gruñó – Y eso es algo que a ti no te importa y no daré explicaciones a nadie de mi vida ¿de acuerdo?
— Pero solo quiero saber y...
— Escucha Milly, ya te dije que agradezco tus sentimientos hacía mí, que eres una chica muy guapa y adorable, que cualquiera se sentiría halagado, y orgulloso de que tomes su brazo – La observó – Pero yo no puedo corresponder tus sentimientos, por ahora no me interesa una relación, ni nada por el estilo, estoy bien sola y hasta que pueda prolongar esta situación así será ¿de acuerdo?
— Pero esa chica...
— No sé de cual hablas – Gruñó – Y si no te importa necesito hacer un trabajo que me fue encomendado – Volvió a la pantalla.
— Karlie ¿vas a ir a...? Oh, lo siento, estás ocupada.
— ¿Qué pasa Martha?
— Nada, yo... Yo puedo esperar – Se giró.
— Espera, por favor Milly estoy trabajando así que ve a comer y disfruta tu tiempo – Se giró a Martha – Dime ¿Qué pasa?
— Bueno, en el sistema tiene un pequeño salto y ya lo revisamos, pero no encontramos el fallo.
— Déjame verlo – Se puso de pie.

Ambas salieron de la oficina rumbo al lugar de Martha que tomó asiento para empezar a teclear en su ordenador y vieron pasar a Milly que salió molesta, tras unos momentos que creyó prudentes Martha se detuvo.

— Yo veo que corre bien – Se inclinó sobre su hombro.
— S-si – Expresó apenada.
— No entiendo ¿en qué falla?
— En nada – Se encogió de hombros.
— No comprendo ¿entonces por qué me llamas?
— Lo lamento, era para que ella te dejara en paz, solo eso.
— Ya veo – Sonrió – Gracias, muchas gracias – Se giró para volver a su oficina.
— Es un placer – Suspiró – ¿No vas a comer?
— No tengo hambre, pero gracias.
— ¿Quieres un café? ¿O algo de beber?
— Estoy muy bien, Martha – Sonrió – Gracias.

Volvió a entrar a su oficina para meterse de lleno en su nuevo trabajo y de ahí no la vieron salir, los siguientes días llegaba temprano e igualmente salía pronto para hacer... Nadie sabía qué, pero la castaña iba y venía a todas horas, por su parte la única que estaba enterada de lo que hacía o no hacía era Taylor, ya que le había dicho de sus planes, por su parte le sorprendió el hecho de que la cita del señor Harris fuera tan pronto y ahí estaba en su oficina, él hombre le sonrió coquetamente y ella correspondió.

— ¿Cómo está señorita Swift?
— B-bien, muchas gracias – Sonrió – Estoy mucho mejor.
— Me da gusto escuchar eso – Le tomó la mano.
— El gusto es mío señor Harris.
— ¿Algún día dejará de llamarme señor Harris?
— El día que deje de llamarme señorita Swift.
— ¿Eso es un trato?
— ¡Por supuesto!
— Vayamos a sala de juntas entonces – Sonrió.
— Lo sigo – Caminaron hasta la sala de juntas.