¿Qué Es Lo Que Quieres?

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Karlie sonrió mientras una rubia cerró los ojos, cuando iba camino a la casa de Taylor se dio cuenta que la joven estaba completamente dormida, así que enfiló a su casa, realmente no vivían lejos una de la otra cuando llegó la rubia seguía profundamente dormida, la tomó en brazos para subir al ascensor y entrar a su apartamento, le quitó el sacó antes de recostarla, le quitó los zapatos, la dejó lo más ligera posible para que no subiera su temperatura, por su parte Karlie se dedicó trabajar, cuando le dio hambre se levantó a preparar algo, como bien dijo le daba vueltas a aquella rubia que seguía durmiendo, había abrazado una almohada y se veía realmente cómoda, su fiebre parecía haber bajado y eso le hizo sentir mejor.

— ¿Por qué me trajiste a tu casa? – Escuchó a su espalda.
— Porque te dormiste antes de llegar a tu casa y no quería meter mano en tus cosas.
— Por favor, has metido mano en otras cosas – Gruñó.
— ¿Ah sí? – Sonrió divertida – ¿Cómo qué?
— Olvídalo, te agradezco mucho que me trajeras y cuidaras de mí, tengo que ir a la oficina.

Cuando se iba a girar sintió como le tomaron del brazo para detenerla, se observó la mano de Karlie tomando su brazo para luego mirarla a ella que le sonrió, la haló a una silla y le hizo sentar.

— ¿Qué clase de enfermera sería, si te dejo ir sin comer?
— No es necesario yo...
— En seguida traigo lo demás.

Le depositó un plato ya servido frente a ella, que obviamente era para Karlie, lo observó para luego ver a la chica moverse y alistar un segundo plato, poner servilleta, copas y demás listo para comer.

— Come y te llevaré a casa – Exclamó Karlie.
— Puedo irme sola – Exclamó.
— No dije que no podías, dije que te llevaré.
— Haz lo que quieras – Gruñó.

Taylor comenzó a comer y se sorprendió gratamente al probarlo, lo hacía muy bien al parecer, no iba a elogiarla, no iba a dar pauta para que ella se siguiera creyendo la mejor, gruñó para seguir engullendo la comida ante una mirada de Karlie.

— ¿Sabe bien? – Preguntó suave.
— No está mal – Aceptó.
— Lo tomaré como un cumplido – Sonrió.
— Da igual.

Los siguientes días Taylor y Karlie no se vieron, pero ella había estado en contacto con Calvin que quería saber cómo estaba, había estado ayudando a Taylor e incluso invitado a salir a lo que la chica aceptó gustosa, habían ido a comer y luego a cenar.

— ¿Lo pasaste bien? – Sonrió.
— Por supuesto, es agradable estar contigo y sabiendo lo que pasa conmigo, me hace sentir mejor – Sonrió.
— Me da gusto – Acarició su mejilla.
— ¿Quieres pasar? ¿Quieres una copa? – Invitó Taylor.
— ¿Segura de esto?
— ¡Por supuesto! – Sonrió.
— Acepto entonces.

Entraron al apartamento de Taylor y se dirigieron a la sala, la chica sirvió dos copas y le tendió una, él rozó sus dedos haciendo a la chica sonreír, para sentarse a su lado.

— ¿Cómo te has sentido? – Preguntó suave Calvin.
— Mejor muchas gracias por tu ayuda.
— Lo hago con gusto.

Ambos siguieron charlando, de pronto el chico le tomó la pierna suavemente y se inclinó para volverla a besar, Taylor correspondió de inmediato, tras ese beso vinieron más y más hasta que él la inclinó sobre el sofá y acarició su cuerpo suavemente mientras la besaba.

— ¿Todo bien? – Sonrió.
— S-sí – Asintió.
— ¿Quieres que pare?
— N-no, por ahora no.
— Perfecto.

La ropa fue saliendo de ambos cuerpos, ambos yacían en interiores, Calvin se frotó contra aquella rubia que soltó un leve gemido, lo que le indicó a él que lo estaba haciendo bien, terminó de salir la ropa que permanecía en ambos cuerpos, Taylor admiró ese abdomen tan trabajado y sexy haciéndola sonreír, esos brazos fuertes y largos, para luego sus ojos llegar hasta ese miembro que estaba casi listo para tomarla, ella se sonrojó un poco pero decidió que evitaría por todos los medios cubrirse, el chico siguió su juego previo para al final cuando ella estuvo lista iba a comenzar a introducirse un poco pero ella lo detuvo.

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