¿Saben Algo De Taylor?

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Taylor suspiró para ir a su oficina, al final del día todos se habían ido, incluso Calvin, casi siempre era de los primeros en irse diciendo que tenía otras cosas que hacer, tomó sus cosas para irse a casa, en el ascensor se detuvo cuando estaba en el piso de Karlie, caminó hasta su oficina, estaba vacío el departamento, las chicas se habían ido, así que caminó hasta la oficina de la castaña para ver si estaba ahí, llamó suavemente y giró el pomo de la puerta, se sorprendió al encontrarla ahí.

— Pensé que no estarías – Espetó.
— Y si eso pensaste ¿a qué viniste? – La observó.
— Quería saber si tenía razón o me equivocaba.
— Ya lo has descubierto ¿Qué puedo hacer por ti?
— ¿Por qué siempre que te veo estás enojada?
— ¿Tengo motivos para estar enojada? – Giró su silla.
— Yo...
— Dime ¿tengo motivos para estar molesta?
— Lo lamento ¿sí? – Se disculpó – Yo no...
— ¿Hace cuánto eres su novia?
— Bueno, hace poco – Se encogió de hombros.
— ¿Cuánto? – Gruñó poniéndose de pie.
— El día de la junta donde estabas convocada.
— ¿Y tuve que enterarme por él?
— Lo siento – Quiso tomarle las manos – Pero no pensé que... Bueno yo...
— Olvídalo ¿sí? Podía con esto antes de que fueras su novia, ahora lo mejor es que sigamos así, tú por tú lado y yo por el mío, solo trabajo.
— Pero... 
— No tengo permitido acostarme con las novias de Adam – Gruñó.
— ¿Adam? – Repitió. 
— Creo que esto se terminó Taylor – Gruñó – A partir de ahora solo hagamos como antes ¿sí? Yo no existo en tu vida y fin del asunto.
— ¿Por qué?
— Porque no voy a meterme con Adam, ni sus chicas.
— Yo no soy su...
— ¿Ah no? – Alzó una ceja – Dime que no has estado con él en la cama, si me lo dices te juro que no me importará que seas su novia – Se puso de pie.
— Yo... Yo no puedo – Se sonrojó.
— Eres su chica.
— ¡Pero también he estado contigo! – Se defendió.
— Sí, pero nunca fuiste mi chica.
— ¡¿Qué?! – Preguntó dolida.
— Vamos Taylor, soy una chica y tú no sales con chicas ¿no? El hecho de que mi condición de Alfa me permita tener un pene, no significa que sea un hombre ¿estás consiente de eso?
— Vamos Karls, no podemos terminar así, estás tan enojada y te ves tan encantadora, que mi cuerpo pide agritos que me tomes – Exclamó.
— Y yo me muero por tirarte en mi escritorio y hacértelo hasta que no puedas más – Le rodeó la cintura y la atrajo hasta ella.

Taylor sintió como choco contra el cuerpo de Karlie y jadeó ¿Por qué esa mujer la ponía así? Nadie la había puesto así, ni si quiera Calvin y con él siempre hubo un juego de coqueteo, de deseo y atracción sexual, que después de que estuvo con Karlie, parecía haber muerto, sintió como los dedos de la castaña acariciaban su piel suavemente volviéndola loca.

— Kar-lie – Jadeó.
— Es momento de que te marches – La soltó.
— Pero...
— Me gustas y mucho – Admitió Karlie – Me fascina tenerte, hacerte mía, escucharte jadear y gemir, pero disfruto más las charlas, el cocinar para ti, el verte comer, reír, dormir – Suspiró – Te dije que no sabía qué era lo que me estabas haciendo sentir, pero si ya eres novia de Adam, hasta aquí llegamos.
— Es que...
— No he tenido buenas experiencias con sus novias – Suspiró – Tarde o temprano llegan tratando de seducirme, de querer ser amigas y tratan de sacar información así que no, las novias de él y yo no vamos juntas en un mismo barco.
— Bien – Suspiró.

Taylor salió un poco decepcionada de la oficina de Karlie, a decir verdad, no esperaba menos de ella, esa sería la reacción que esperaba de alguien que respeta las relaciones de los demás, aunque no era por respeto a Calvin y su relación, salió a la calle y tomó un taxi a su departamento.

Los siguientes días, semanas no se volvieron a ver o trataron de buscarse, ni si quiera se encontraron, Karlie estaba sumergida en su trabajo y Taylor trataba de sobre llevar su relación y su trabajo, había pasado casi más de dos meses donde Karlie había vuelto al parecer a ese caparazón frío y difícil de penetrar, su equipo de trabajo estaba sorprendido cuando comenzó a ver pequeños cambios de verla sonreír, de permitirse verla bromear, o incluso ir a comer con ellas, y de pronto había vuelto a ser la misma.

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