La Marca.

El Inicio De Una Historia.

Y hemos llegado al final de los capítulos extras, espero que les haya gustado y lo disfrutaran como yo, mil gracias por todo ♥️

El día transcurrió normal, y la rubia parecía más relajada, ambas se habían abierto a la otra y ahora se sentía más cómoda y tranquila, observó a la castaña podar el pasto y sonrió al imaginarse así con Karlie y su hijo o hija corriendo por aquel enorme lugar, preparando la comida o cena, sonrió al imaginar a su pequeño crecer junto a ellas, no tener que separarse nunca para cada quien ir a su casa, regresó sobre sus pasos y empezó a preparar la cena, tras un largo rato entró Karlie, que sonrió al verla cocinar.

— Iré a tomar una ducha.
— No tardes, la cena está casi lista.
— Vengo en seguida – Le sonrió.
— Bien – Asintió.

Karlie corrió hacía la habitación mientras iba desnudándose, voto la ropa en el cesto para entrar a la ducha, se aseo lo más rápidamente posible y salió para comenzar a vestirse, bajo en chándales y una t-shirt blanca y la rubia sonrió.

— No recuerdo que vistieras así.
— No lo hago, solo cuando me siento demasiado cómoda.
— Me siento halagada.
— Por supuesto – Le sonrió.

Cenaron tranquilamente, la castaña puso leña en dos chimeneas para que el lugar se calentara y no tuviesen frío, se sentaron en el sofá y charlaron un poco, para después la rubia adelantarse a la habitación, se preparó para dormir y estaba casi lista cuando vio a través del espejo a Karlie entrar.

— Tengo que decirte algo – Soltó Taylor.
— Te escuchó – La observó.
— Si quiero, quiero ser tu novia – Sonrió.
— Me da gusto escuchar eso – Le devolvió la sonrisa.
— No quiero tener más miedo, Karlie.
— No tienes por qué tenerlo, estoy para ti siempre – Caminó hasta ella.
— Lo sé, y quiero estar para ti siempre.
— Me da gusto escuchar eso – Sonrió.
— No recordar parte de mi vida me tiene aterrada, pero me aterra más aun el pensar en que tal vez no recuerde nada nunca y que tal vez por eso te pierda, pero voy a arriesgarme a que tal vez no recuerde nada, pero crear nuevos y bonitos recuerdos contigo y nuestro hijo.
— Gracias por darme la oportunidad, Taylor.
— No, gracias a ti – Sonrió.
— Ven a dormir, mañana hay que volver al trabajo.
— Lo pasé maravillosamente a tu lado.
— Y lo seguirás pasando – Sonrió.
— No te dejaré nunca, voy a cuidarlos, a ti y a nuestro hijo.
— Me parece maravilloso.
— Vamos a la cama.
— Sí – Asintió.

Caminaron a la cama, y se arroparon, la rubia se pegó a la castaña que la recibió gustosa, le besó detrás del oído y la piel se le erizo haciéndola estremecer.

— K-Karlie – Jadeó.
— Me detengo si lo deseas – Lamió su lóbulo.
— Ngh – Gimió.
— Me detengo si lo deseas.
— N-no.

Los besos y caricias siguieron por parte de ambas, se devoraban con besos de suaves a salvajes, pronto la rubia estaba ardiendo en deseo, sentía a Karlie frotarse contra su intimidad, mientras se besaban y acariciaban, sentía la boca de la castaña vagar por todos lados, su lengua la hacía encenderse y pronto estaba jadeando, se sacó la ropa sin esperar a que Karlie le ayudara haciendo reír a la castaña, que para estar en igual de condiciones se quitó la ropa de la parte superior.

— Se siente delicioso tu piel – Jadeó Taylor.
— Lo sé, extrañaba besarte, tenerte así, solo para mí.
— S-solo soy tuya, Karlie – Jadeó.
— Me da gusto, porque yo te pertenezco a ti y solo a ti.

Comenzaron a besarse, la rubia sentía cierta parte suya vibrar y humedecerse, así que Karlie comenzó a bajar por todo el cuerpo, besó y mordió los sonrosados y hermosos pezones de la rubia que solo jadeó, mientras sus labios y dientes atendían uno, sus dedos torturaban suavemente al otro haciéndola estremecer y desear más, dio un salto de uno a otro y aquella rubia se retorcía suavemente mientras jadeaba y gemía, bajó de sus pechos a su estómago y vientre, jugueteó con su ombligo y arqueó aún más su espalda, bajó suavemente por su vientre, hasta situarse entre las piernas de la rubia, lamió y besó sus muslos, sus rodillas, hasta los pies y subió de nueva cuenta, tomó las bragas de la chica que alzó la cadera para ayudarle a sacar las bragas, dándole todo el acceso necesario a la castaña, sintió la lengua de la joven y saltó para soltar un gritito de sorpresa.