Definitivamente ayer fue un día desastroso y más para Karl, ahora Katherine tiene más motivos para odiarlo cómo jefe. Acepta que es un cobarde por no darle la cara y seguir escondiéndose, pero es que cree, que cuando la enfrente todo entre ellos terminará y no habrá otro tipo de relación más que la laboral.
Lo único que puede hacer como jefe es tratar de remediar sus errores. El primer paso, una disculpa...
En su computadora Karl revisa distintos modelos de arreglos florales. No puede decidirse por cual, él quiere uno perfecto para Katherine.
—¿Cuál te parece más lindo Esthela, este o este? —le señala en la computadora a su secretaria.
—Mmm, yo creo que esté señor, va más con la personalidad de la señorita Katherine, sus flores con colores violetas y amarillas transmiten seguridad y nobleza.
Karl se queda pérdido en un recuerdo.
—Sí, ese color la representa y le queda muy bien...
—¿Eh? —la secretaria no entiende a que se refiere.
—Nada Esthela. Por favor encárgate personalmente de pedirlo a la florería y entregarlo tu misma.
—Sí señor.
Pero Alan quién los estaba escuchando los interrumpe.
—Perdon por entrometerme, pero no es estupido o ilógico enviarle solo un arreglo floral a ella, ¿crees que no le extrañara?, ¿el porque le envías especialmente flores a ella? Yo te sugiero que le envíes flores a todas las empleadas de producción y así ella no sospeche el porque tanto interes.
Esthela se mantiene al margen, no sabe ni pregunta nada, solo sospecha. Pero sea lo que sea, ella no dira nada por su propia etica, sin embargo también es porque tiene firmado un contrato de confidencialidad. Por ello Karl y Alan pueden hablar libremente enfrente de ella, por supuesto, sin mayores datos.
Karl se queda reflexionando por un momento. Alan tiene razón, sería demasiado extraño que él le envíe un detalle como ese, no es algo formal o característica de un jefe.
...
Katherine recién llega al foro, pero primero pasa a su oficina. Al entrar encuentra un hermoso arreglo floral, la verdad conquistaron a sus pupilas. Realmente es hermoso. No suele recibir flores. Se pregunta quién las envío. En eso tocan la puerta, es la secretaria.
—La estaba esperando señorita Katherine. Necesitaba cerciorarme personalmente de que ha recibido las flores —le explica Esthela.
—¿Sabes quién las envío?
—Podra darse cuenta quien, en la tarjeta que está en las flores.
—Claro.
Katherine busca la tarjeta entre las flores, al abrir la tarjeta lee el nombre de «Karl Wagner», y un pequeño escrito de su puño y letra. Es hermosamente divina su caligrafía, las letras en cursiva perfectamente redondeadas y rectas a la vez con finas determinaciónes en las puntas, y sobré todo, esas líneas bien redactadas sin faltas de ortografía es un halago ante los ojos de Katherine. Digno de Karl Wagner. Si algo le conquista verdaderamente a Katherine son las letras.
«Empecé con el pie izquierdo con usted señorita Katherine, he sido un pésimo jefe y lo siento en verdad, quiero enmendar mis errores, el primer paso es disculparme. Estás flores son un símbolo de mi arrepentimiento. Por favor aceptelas y déjeme empezar de nuevo, "Att: Karl Wagner"»
Su corazón no pudo evitar ablandarse, su cara lo refleja, está ruborizada y con una gran sonrisa. Antes los ojos de la secretaria Katherine parece feliz y gustosa por el detalle. ¿Y quién no? Si el mismo CEO arrogante y frío se atrevió a enviarle flores a una mujer por primera vez, y la afortunada es ella, Katherine.
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DE CEO A PROSTITUTO
DragosteKatherine es una famosa escritora que en un día sin inspiración decide contratar a un caballero de compañia para poder vivir lo que es tener el calor humano y así poder tener un mejor panorama para su descripción. Pero esto solo la conlleva a una te...