A la mañana siguiente

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Como de costumbre Karl despierta muy temprano para prepararse para ir al trabajo, y también como es habitual Alan ya lo espera abajo en la sala para leerle la agenda del día.

Antes de irse al trabajo asistente y CEO se disponen a desayunar.

—¿Cómo te fue ayer con tu vecina? —pregunta Alan que esta sentado en la barra de la cocina mientras devora un cereal, se ha vuelto una mala costumbre comer a prisas.

Karl está ocupado tomando un plato de un gabinete para igualmente servirse un cereal.

—Ah ya sabes —responde con cierto aire de duda, por supuesto su muy observativo asistente y amigo lo nota.

—Bien, ¿pasó algo? ¿Te pasaste de la raya?

«Más bien ella se pasó de la raya», piensa en sus adentros Karl.

Karl exhala por la nariz, no sabe como explicar el fatídico incidente de la noche anterior.

—Cómo te lo dire, sucedió algo extraño.

—¿Extraño? ¿A qué te refieres?

—Fuí a ponerle un ultimátum, pero al momento de enfrentarla ella solo se me lanzó a los brazos y me besó.

—¿Qué te queee?

—Besó...

—¿Por qué?

—Al principio no lo entendí, pero conforme pasaban los minutos pude entender que solo se trataba de una confusión. Ella no me esperaba a mí, sino a otra persona la cual creyó que era yo.

—¿Y cómo es que te confundió con esa otra persona? —Alan no entiende nada, se pregunta cómo es que se pueden confundir personas, ¿acaso no conocía a la otra persona?

—Como sabes yo y ella jamás nos hemos presentado por obvias razones de que la detesto y que no me interesa mantener ningún trato con ella, y he preferido que toda correlación en lo laboral sea directamente contigo.

—Ok... ¿Pero por qué tienes que aclarar tanto que la detestas? ¿Intentas convencerme a mí, o a ti?

—Solo te estoy explicando...

—Bien... ¿Pero por qué hizo lo que hizo?

—Ella estaba esperando a un caballero de compañia, en resumen creyó que yo era...

—¿Qué? ¿Me estás diciendo que te confundió con un prostituto?

Y de repente Alan se echa a reír a carcajadas por varios segundos. Karl lo mira con el rostro desencajado.

—¿Terminaste?

—Espera, espera, es que es tan gracioso. Tú tratado como un simple asalariado a quien le pagan y no ser tú quien provee, ya me imagino el rostro que debiste haber puesto.

...

En la empresa de telecomunicaciones de Karl, se encuentra Katherine con los productores y guionistas. Una discusión se desata entre ellos, pues ella no está conforme con algunas modificaciones que los guionistas cambiaron de su libro.

—¡No! No lo acepto, imposible. Esto rompe con la esencia de mi historia.

—Pues lo sentimos, lo apruebes o no, eso no importa, no está en tus manos. La única verdadera opinión aquí que importa es del CEO, y él ya lo ha aprobado... —le dice un guionista con un aire de superioridad.

Katherine resopla con enojo.

«Ese CEO ni siquiera se ha aparecido por aquí y se atreve a decidir sobre mi historia así nada más, es un idiota, además ese no es el trato que hice con su asistente», piensa Katherine en sus adentros.

—Ya lo veremos —sin más Katherine sale disparada rumbo a la oficina del CEO.

...

Karl se encamina hacia su oficina, a su paso por los cubículos, los empleados, mejor dicho las empleadas comienzan a susurrar.

«¿Ya te enteraste?, de nuevo está disponible»

«Pero que más da, él solo busca señoritas de su clase, nunca se fijaría en una simple mortal cómo nosotras, está fuera de nuestra categoría»

«Sí, tienen razón, él solo ha salido con mujeres de su mismo nivel, y a nosotras siempre nos mira por debajo del hombro, es demasiado clasista y pretencioso»

«Y egocéntrico, como lo ha tenido todo en la vida, todo sencillo, nunca ha sufrido por nada, un hijo de papis»

Las secretarias ríen a carcajadas por sus mismos comentarios, en cambio Karl tensa la mandíbula al alcanzar a escucharlas, pero él solo decide pasar de largo y pretender que no las escuchó.

—Alan, ¿ya están los ejecutivos en la sala de juntas? —pregunta Karl quien ya se encuentra reposando en la silla de su escritorio.

—Sí, ya nos estan esperando.

De repente se escuchan gritos y más gritos fuera de la oficina de Karl:

«¡Ya le dije que sin cita no puede pasar!»

«¡No me interesa, no me iré de aquí hasta no hablar con ese CEO!»

Karl y Alan al reconocer esa voz, de Katherine, se quedan estáticos mirandose fijamente con cara de horror.

Fuertes toques en la puerta suenan por toda la oficina.

Karl siente que el corazón se le paraliza. Ella pronto entrará y quedará al descubierto...

DE CEO A PROSTITUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora