Camina hacia su escritorio con la mirada abajo dejando su portafolio en este. Pero al escuchar esa voz de...
—Karl.
La de Katherine, levanta la vista de inmediato y se queda paralizado con un rostro sin expresión.
—Katherine. —Solo pudo pronunciar.
—Sí, estoy aquí, y con estar aquí te estoy diciendo todo —su voz es suave y seria.
—¿Tú... lo sabes? —pregunta de forma pausada.
—Que mi prostituto y mi jefe son la misma persona. Sí. Si te preguntas desdé cuando, lo sé desdé hace tiempo, y lo siento por no haberte enfrentado.
—¿Por qué no lo hiciste? ¿Por qué no me reclamaste? —Karl la mira fijamente y serio.
—Yo... Quería saber el porque te habías prestado para esto. Al principio estaba enojada y avergonzada, no entendía como había sucedido, quería entenderlo. Pero mejor tú explicamelo Karl. Es hora de aclararlo.
—Una confusión, solo eso Kathe. Me confundiste con el prostituto que contrataste. Yo solo toque a tu puerta porque... Olvidalo, yo estaba ahí. Y tú pensaste que yo era.
—Si, si, si. Pero ¿Por qué no me lo aclaraste en el momento?
—Disculpa —dice indignado—. ¿Quién saltó sobre mí como una gata en celo manoseandome? Ni siquiera me diste tiempo...
«¡Diablos! Tiene razón. Puta vergüenza, y sobre todo saltandole encima al jefe tan desesperada», Katherine cierra los ojos avergonzada al estar expuesta, no puede ser más verdad lo que le dice Karl, en serio actuó como una gata en celo.
—Bueno, y tu muy pobrecito te dejaste.
—Pues sí, me sentí intimidado. No me quedó opción más que aceptar el trabajo Kathe.
—¿Me estás diciendo que te convertiste de CEO a Prostituto?
—Sí. Es mi segunda profesión. Y si te preguntas el porque tengo está profesion es por puro gusto.
—Aja, eso me queda clarísimo. Pero, lo que no entiendo. Es porque demonios no me dijo que era mi jefe, ¿por qué me lo ocultó?
—Yo no te lo oculte, sabes mi nombre. No te he mentido.
—En verdad es cinico señor Wagner.
—¿Ahora me hablas de usted cuando anoche hicimos el amor toda la madrugada?
Y Katherine sintió hasta sus orejas arder. Sus mejillas coloradas, hace que le vuele la mente.
—No diga eso. Estamos en el trabajo. Usted me mintió, no es un prostituto, no era lo que yo quería...
—Soy mejor...
Katherine se queda boquiabierta. Y luego entrecierra los ojos mirándolo.
—Eres increíble.
—Lo sé. Tú también —le guiña un ojo.
«¿Este es el verdadero Karl Wagner?», se pregunta Kathe.
—Y básicamente no he mentido en nada —prosigue Karl—, ya te lo dije, es mi segunda profesión. Soy un prostituto.
—Aja, ¿en serio?
—Sí.
—Claro, claro, ¿y cuantas clientas ha tenido señor prostituto? —lo mira con mucha atención Katherine esperando a su respuesta.
—¿Contandote a ti?
—Siiiii.
—Tecnicamente, una. Soy un prostituto exclusivo.
—¡Dios!
De repente las piernas de Kathe se flaquean haciendo que pierda un poco el equilibrio. Karl rápidamente se aproxima a ella sosteniendola.
—¿Estás bien? —se dejá de ironías, y se pone muy serio.
—Sí, no te preocupes. Solo estoy un poco adolorida.
—Te dije que no quería excederme, ahora estás así por mi culpa.
Katherine mira en sus ojos lo tan preocupado que está, no puede evitar conmoverse. Es tan lindo, él es ese Karl que conoce. Pero las inseguridades vuelven a ella.
—Karl, solo es momentáneo, no te preocupes y esto no es tu culpa. Yo lo quise.
Katherine se suelta de su agarre retomando su espacio.
—Por favor ya, hablemos en serio sin rodeos. Claros por favor —termina por decir Katherine—, es claro que los dos somos responsables de la situación que se desencadenó. Yo ya te dije mis razones por las cuales seguí. Pero tú no me las has dicho, ¿fue por sexo? —frunce el ceño casi no queriendo preguntar esa dolora interrogativa.
Karl entre cierra los ojos y sus fosas nasales se dilatan. Aunque es cierto que en un principio si fue así, para estas alturas ella ya debería saber la verdadera razón.
—¿Por qué mentiste? —Katherine hace la última pregunta en un susurró. Con miedo.
—¡Por qué me enamoré de ti Katherine! —le sale un grito desgarrador del alma, al fin lo dice. Le salió desde su ronco pecho. Con una intensidad indescriptible.
Katherine se queda pasmada, inmovil. Todas las emociones están a flor de piel, y se sienten en el ambiente que los envuelve.
—Karl, yo no planeaba que pasará eso —al fin logra hablar—, lo sabes. Es lo que intentaba evitar. El amor no es mi prioridad. Lo siento. Esto se complicó demasiado, es mejor que esto termine aquí. Yo no...
Ella huye.
Y con esas palabras Karl sintió como que su alma hubiera abandonado su cuerpo o caido al piso como agua. Él le estaba diciendo que estaba enamorado, la primera vez que lo estaba. Y ella solo disculpándose y huyendo.
Katherine no dijo más y solo salio de la oficina.
Karl no hizo nada, no la siguió. Solo se quedó trastornado allí quieto en el mismo lugar parado. No podia culparla o odiarla. Él sabía que pasaría esto y aún así lo quiso, fue su decisión.
Continuará...
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DE CEO A PROSTITUTO
RomanceKatherine es una famosa escritora que en un día sin inspiración decide contratar a un caballero de compañia para poder vivir lo que es tener el calor humano y así poder tener un mejor panorama para su descripción. Pero esto solo la conlleva a una te...