No te vayas

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En el baño, cubriendose con las manos su cara, por la alta vergüenza de recordar de lo que fue capaz de hacer ayer, Katherine está que se le tiñen las orejas de rojo. ¡Pretender ser una diva en el sexo! Está impresionada de ella misma, no puede asimilarlo.

Recordar precisamente el momento donde ella le hizo aquello con su boca y todos esos malabares, es tan «¡Ahhh!», no se explica de dónde saco esas ideas.

Ahora quiere ocultarse hasta de ella misma.

Antes de volver a la cama con Karl, se refresca la cara con agua y se toma una Postday.

—Espero funcione contra semejantes especímenes.

«Tendré que volver a tomar pastillas»

Toma valentia y sale del baño para después tomar lugar entre los brazos de Karl.

—Ya debo irme... No quisiera trabajar hoy, pero no puedo dejar tirada la producción.

—Entonces no te vayas. No creo que el bastardo de tu jefe se atreva a correrte.

Katherine lo mira con los ojos entrecerrados. «¿No puede ser más cinico este hombre? Pues claro, ¿cómo me va a correr mi jefe cuando me estoy acostando con él? Vaya cinico. Está igual que el dia de la piscina, bien aprovechado de la venganza».

—Mmm, supongo que tienes razón. No se atrevería a correrme ese bastardo.

—¿Aún lo odias?

—Qué te diré, que te diré...

Los dos salen de la cama y se alistan para salir, Katherine con un pescador mezclilla claro y una camisa blanca de bonotes, y unos tenis deportivos. Y Karl con pantalones cargo, corte recto color crema y camiseta basica manga larga color negra, también con tenis deportivos. Nunca falta que traiga consigo ropa en el auto.

En la sala...

—Nunca te había visto con ropa casual, te ves muy bien. —Quiso decir muy atractivo pero pensó que era demasiado.

Karl no puede evitar sonrojarse.

—Gracias. Tú también te miras muy bella.

—Sí, combinamos. Estamos muy aesthetic.

Los dos ríen al unisono.

No están vestidos nada más porque sí (porque cuando están a solas en casa no hay motivo para estar vestidos, sino para estar desnudos), claramente están vestidos porque planean salir juntos a algún lugar. Pero lejos de la ciudad, tal vez a la playa y llevar a Peiton.

Antes de salir Katherine va a su escritorio y verifica algo en su laptop. Mientras, Karl la espera por un lado.

—Ya casi olvidaba guardar estos nuevos borradores en la nube. Lastima que David ayer no pudo recuperar los otros. Dijo que enviaría a un técnico, pero en fin, yo ya estoy rendida con ese asunto.

Ella se pone de pie y se encamina a tomar su bolso, por su parte Karl se queda estatico en el mismo lugar.

«Así que ayer vino por eso David», sonríe ante esté pensamiento Karl.

Y cuando esta justo por ya irse, sonríe aún más al percatarse de la nota que está reposada en el escritorio, ella había tirado las flores, pero conservó la nota que él escribió. No puede evitar sentirse contento, aunque también celoso.

...

En una playa a lo lejos de la ciudad con el sol incandescente, caminan por la suave arena con los pies descalzos Karl y Katherine, y a unos metros Peiton. Decidieron soltarle un poco la correa y dejarlo libre por unos minutos.

DE CEO A PROSTITUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora