Caballero de compañía (Parte II).

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Katherine sigue besando a Karl con desesperación, permanece sentada sobre él ahorcadas mientras lo besa, profundiza con su lengua explorando cada parte de él, pues su boca resulta adictiva de probar, sabe tan bien. Su lengua suave y sus carnosos labios son como dulces que se deshacen en la boca.

Karl no se ha molestado en apartarla «Debo admitir que besa muy bien, tanto que no quiero apartarla», dice en sus adentros. Con tanto calor provocado por ella, a él sin querer su miembro se le despierta. Esto inevitablemente Katherine lo nota, lo siente en su intimidad, y muy caliente. Sonríe ante tal hecho, pues la agencia también se aseguró en cumplirle este capricho, un gran dote.

Karl nota la sonrisa de ella, eso le apena, su respiración se acelera un poco haciendo que su pecho suba y baje.

Katherine mira embelesada los gestos de él «¿Por qué está tan apenado?, ya debe de haber pasado cientos de veces por esto. O a lo mejor yo estoy suponiendo cosas y está sea su primera vez como caballero, que poco empática he sido».

Ella se aparta de él dándole un poco de espacio, no quiere incomodarle más. Camina hasta su escritorio dónde tiene su laptop.

«Primero me besa y luego me deja enganchado, ¿qué le pasa a está mujer? ¿Está loca?, no, es una cruel mujer, me ha dejado duro sin importarle», juzga en su mente Karl.

Katherine comienza a escribir en su laptop. Por supuesto que esto llama la atención a Karl, le parece extraño, se pregunta que demonios está escribiendo. Así que la curiosidad lo mata y termina por preguntar.

—¿Qué escribes?

—Sobre ti, me has resultado muy útil. Ahora podré narrar una buena escena ardiente.

«¿Escribe sobre lo que me hizo? Es una atrevida sin escrúpulos, ¡y pervertida!, me esta utilizando, que mente tan sucia... Está demente», piensa Karl.

—Siento haberte incomodado, no debí excederme —se disculpa Katherine apenada.

«Ahora se disculpa, está jugando conmigo», el rostro de él se oscurece de la irá ante tal pensamiento «Esto es una especie de un tira afloje para atraparme, demonios las mujeres ambiciosas de nuevo», sigue con estos pensamientos hasta que ella menciona lo siguiente:

—La agencia donde te contraté dijeron que ya tenías experiencia como caballero de compañia, creo que debieron equivocarse.

«¿Qué yo, qué?», Karl no sabe cómo tomar lo que ella le acaba de decir, su rostro es un deja vu de emociones, de pronto su rostro se tiñe de rojo, arde en colera, se siente indignado al pensar que ella lo está tratando como un prostituto.

—Es mejor que paremos, ya me has dado suficiente material para mis escritos. Además no quiero que te sientas incómodo. Aunque te haya contratado, eso no me da derecho de maltratarte de ninguna forma.

A Karl se le ablanda el corazón con esto último, aunque ella esté pensando que es solo un prostituto, ella finalmente le brinda todo su respeto sin importar su clase social o posición, pocas veces ha visto esto en la vida, no es alguien que pisotee solo por ser quien paga.

Los humos de Karl se esfuman.

—Gracias por su atención. Es verdad, carezco de experiencia en este rubro. Pero no me ha incomodado lo que ha hecho, solo que me tomo desprevenido —dice Karl con voz tenue.

Él ha dicho la verdad, pero a medias. No ha aclarado que en realidad no es ningún prostituto.

Ella exhala tranquila.

—Que alivio, ya me estaba sintiendo como toda una pervertida —arquea una sonrisa de oreja a oreja marcando sus hoyuelos y medio cerrando los ojos.

A Karl verla sonreír de esa forma hace que sienta algo cálido en su pecho, y se le contagié su alegría, dibuja una sonrisa sutil en su rostro.

DE CEO A PROSTITUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora