Después de una mañana cargada de trabajo, Katherine y Dailing se preparan para ir a almorzar en algún restaurante. Aunque ellas no son las más grandes amigas, sí han logrado tener una buena relación laboral, algo que tal vez en un futuro las ayude a ser más cercanas.
—¿Dailing, por qué siempre quieres almorzar conmigo?
Recién han llegado al restaurante y toman asiento.
—Ay porque más será, me encanta estar contigo.
—Aja, si claro, o no será porque todos te odian en el trabajo y no tienes más opción.
—Por qué lo dices así, lástimas mis sentimientos —hace un puchero—. Ya sé que soy muy fastidiosa y difícil de tolerar...
Katherine ríe y alza una ceja.
—Sí, sobré todo de tolerar.
Dailing la mira con los ojos entrecerrados y boquiabierta.
—Es broma, no te enojes —le aclara Katherine.
—Mm.
—No, la verdad creo que es al contrario, siento que es muy pesado estar conmigo. Suelo ser muy aburrida. Es más, por ello no tengo amigos.
—¿Qué? ¿Cómo que no tienes amigos? —pregunta exclamada—. Lo entiendo de mí, ¿pero de ti? No. Lo dudo.
—No lo dudes, hace mucho me dejaron de interesar las amistades y por ende deje de buscarlas, entendí que para los demás siempre habrá mejores opciones para divertirse que una simple amiga que se hunde en los libros y en el silencio ~Una amiga de segundo plano~. Sería, aburrida, poco interesante... Ahh, y pues yo no cambio para encajar, soy feliz sola, amo mi soledad.
De pronto Katherine baja la mirada recordando algo.
~Flashback~
Era la hora del receso, todos los alumnos ansiaban por salir, aunque fuera media hora, pero Katherine lo odiaba porque nunca tenía con quién pasar ese corto tiempo. Ahí caminando por los pasillos no podía disimular que estaba sola, como a las horas de clases que perfectamente estaba rodeada de sus compañeros y que camuflajeaban su soledad.
Para ella...
Receso significaba caminar por los pasillos sola como «mongola»... Y que todos te miraran con extrañeza y lastima. Si algo verdaderamente odiaba, es que estuvieran con ella por lástima.
Nunca faltaba esas adolescentes bien intencionadas que se le acercacen para socializar y unirla, era lindo y aterrador a la vez. Conforme estaba allí en un grupo, cada instante más se sentía como una intrusa, por lo cual ella volvía el ambiente incómodo con sus silencios oscuros. Trataba de integrarse, pero su forma de ver la vida era muy diferente a la de los demás. Por lo tanto nunca tenía algo que decir, especialmente hablar mal de los demás.
—Brenda, ¿vamos a la cafetería? —le preguntaba a la única amiga que ella creía cercana.
—Ay no, ve tu sola. Tengo flojera de levantarme.
—Ah okay... —aceptó sin insistir.
Pero...
Tan sólo unos segundos más.
—¡Brenda! Me acompañas a la cafetería —preguntó una compañera de clases en común.
Brenda sonrió y aceptó de inmediato enganchandose del brazo de su otra compañera y yéndose juntas. Y a ella ignorandola.
Incluída para luego ser excluida, era mejor que nunca le hubiesen hablado para después hacer cómo si no existiese.
«Fisura directa en el corazón»
Vacío...
¿Todo ese tiempo había estado con ella sin quererlo estarlo, solo por lástima? Lo entendió.
Katherine se le formó un nudo en la garganta y sus mejillas ardian sin saber porqué ¿Quería llorar? Respiró hondo para que el color rojizo desapareciera de sus mejillas. Se sintió poca cosa, como si ella no significará nada. Pero más sintió vergüenza, pena de ella misma, «mendigar atención». Odió que su cara fuera los subtitulos de sus emociones revueltas. Ella no pudo evitar que le doliera el «¿Por que ella sí, y conmigo no?». Desde ese suceso, prefirió estar sola y no molestar a nadie. Le agobiaba el hecho de que alguien estuviera con ella sin querer estarlo. Mejor optó por su soledad...
Que poco duró y extrañaría unos años más tardé.
~Fin del Flashback~
—¡Kartherine! —le habla preocupada Dailing una y otra vez.
—¿Eh? —al fin logra reaccionar—. Perdón, me distraje.
—Te decía que para mí no eres simple ni aburrida, eres la mejor. En serio bebé. No sé porque dices que eres aburrida. Pero lo malo bebe, es que a ti no te puedo besar o cogerte. Ah cómo extraño a un buen hombre... Necesito a un novio.
—Pero ya tenías uno, ¿para que lo dejaste?
—¿Te refieres a Karl? —levanta su labio inferior de un lado, Katherine asiente—. Ay ese hombre no se coge a nadie si no es prospecto como esposa.
Katherine agita la cabeza no entendiendo.
—¿Cómo? ¿Nunca estuviste con él?
Dailing junta sus dos dedos índices.
—Eso, ah, ah eso, no, nada de nada. Te lo juro.
—¿Pero como? Yo pensé que él y tú... Digo, ya que me dijiste que te miraba como a una interesada...
—Y nunca dije que no lo fuera...
—Pero yo te creí entender que era un imbécil por querer sexo y ser fijado contigo con el dinero, un tacaño.
—¿Qué? ¡No! Es que no escuchaste todo el chismesito. Mira, te explico. Él es el tipo con el que solo se puede pensar en matrimonio, nada de que para probar ¡No!, él nunca saldrá con nadie por segundas intenciones... Su sueño frustrado es casarse, tener una familia, hijos. Cosa que yo no quería, algo serio... Es un buen tipo. Cualquiera que salga con él debe ser seria y no jugar con sus sentimientos. Si piensas que yo lo hice, pues no, siempre supe que seria imposible que Karl se enamorara de mí. Por eso me atreví a salir con él, sabía que solo dañaría a su cartera y no a su corazón. Nadie quiere a alguien interesada y superficial (no me avergüenzo, lo soy). Si él se acuesta con alguien es porque en verdad va muy en serio, y esta profundamente enamorado, él no usa a las mujeres por sexo. Si se entrega es por puramente amor, es lo que busca. Entre él y yo nunca hubo amor, ni él de mí ni yo de él, así era imposible que se acostará conmigo o con cualquier otra. Karl Wagner es el tipo con el que no se debe jugar. Es un buen hombre. Merece una buena mujer. Y ésa no era yo. Yo sólo quería su dinero y el cual lo daba, pero se cansó. Ojalá encuentre a alguien que busqué lo mismo.
Katherine se siente aturdida, «Matrimonio, ir en serio, entregarse por amor, hijos, dañarlo... Que busque lo mismo. ¡Dios!».
Los colores se le bajan del rostro, está pálida, creé que ha cometido un grave error.
—Dailing, tengo que irme —se levanta de su asiento y deja el dinero de la cuenta—. Nos vemos mañana.
—Oye, para que dejas dinero si ni hemos pedido —le dice toda confusa Dailing—. ¿Te sientes bien?
—Ah es verdad, como sea, te invito lo que vayas a comer.
Se despide de ella con un abrazo y sin más se marcha...

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DE CEO A PROSTITUTO
RomanceKatherine es una famosa escritora que en un día sin inspiración decide contratar a un caballero de compañia para poder vivir lo que es tener el calor humano y así poder tener un mejor panorama para su descripción. Pero esto solo la conlleva a una te...