Epílogo

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Wonwoo se había imaginado volando a través de la ventana de Jeonghan y dándole un susto de muerte a su mejor amigo, pero aquello fue antes de comprender que, aunque ya estaba despierto, lo de moverse era una historia muy diferente. Por aquella razón aún estaba en la cama cuando Jeonghan entró en su habitación del Refugio con los ojos vendados.

Mingyu lo había trasladado a la fortaleza angelical poco después de recuperarse, pero había conseguido mantenerlo oculto. No obstante, ni siquiera había intentado discutir con el cuando le dijo que quería ver a Jeonghan.

Su amigo se cruzó de brazos y apretó la mandíbula mientras Dmitri lo guiaba sobre la alfombra. El vampiro parecía obtener un perverso placer abrumando a Wonwoo con su esencia ahora que estaba demasiado débil para defenderse. Para sorpresa de todos, había superado la transformación manteniendo intactas tanto sus habilidades de cazador como sus «debilidades». Mingyu y el no habían dejado de «discutir» sobre su trabajo como cazador del Gremio. 

Sintió una lujuriosa caricia de satén líquido sobre la piel, tentadora y sensual.

Wonwoo se frotó los brazos y miró a Dmitri con el ceño fruncido. Estaba a punto de decirle algo cuando Jeonghan dejo escapar un suspiro.

—No sé qué cree tu jefe que va a conseguir secuestrándome. No vamos a poner fin a la huelga.

¿Huelga? Aquello explicaba por qué Mingyu se había alegrado tanto aquella mañana al ver que por fin despertaba. Si los cazadores se negaban a hacer su trabajo, los vampiros debían de estar retractándose de sus Contratos a diestro y siniestro.

—Ahora sí que me has dejado la cabeza como un bombo.

Jeonghan se quedó paralizado unos segundos; luego se quitó la venda con dedos temblorosos mientras Dmitri abandonaba la habitación en silencio y cerraba la puerta tras él... aunque no antes de envolver a Wonwoo con otra ráfaga de su esencia. Aún estaba recuperando el aliento cuando Jeonghan consiguió retirar la venda y la arrojó al suelo.

Su amigo abrió los ojos de par en par. Y a continuación, su exótica y hermosa piel se quedó pálido.

—¡Maldita sea, Jeonghan, no te desmayes! —gritó Wonwoo, que estiró los brazos como si fuera a sostenerlo.

Jeoghan se apoyó en un sillón.

—Estoy alucinando. O a lo mejor el pescado que me dieron en el avión estaba aliñado con LSD.

—Jeonghan, como no vengas a abrazarme, te pegaré un tiro. —La pistola que Jeongahn había colocado bajo su almohada no solo había salvado su vida, sino también la de Mingyu—. ¡Soy yo, idiota!

Jeonghan tragó saliva y luego se acercó a su cama a toda prisa. Se abrazaron con tanta fuerza que respirar se convirtió en algo secundario. A Wonwoo no le importó. Empezaron a balbucear al mismo tiempo, riendo y llorando a la vez.

—Creí que estabas...

—.. Mingyu dijo...

—Y yo le dije que de ninguna manera...

—...inmediatamente...

—...y Seungcheol estaba decidido a venir...

—...me desperté ¡y tenía alas!

Ambos dejaron de hablar, se miraron el uno al otro, soltaron una carcajada y se apartaron un poco.

—No puede ser... ¡Tienes alas! —Jeonghan cogió la taza de café que había sobre la mesilla de Wonwoo y resopló con fuerza—. ¿Es eso lo que creo que es?

La Rosa del Destino brilló desde el lugar que ocupaba en la mesilla.

—Mingyu es muy testarudo.

Medio ahogado, Jeonghan dejó la taza vacía a un lado y se golpeó el pecho unas cuantas veces con el puño antes de decir:

—Vale, ahora explícame por qué tienes alas.

—No sé si puedo hacerlo. Aún estoy descubriendo cosas... pero ¿Qué coño es eso de la huelga?

Jeonghan esbozó una sonrisa.

—Me han traído hasta aquí, ¿verdad? —Tenía una expresión de lo más satisfecha —. Nos han mantenido alejados de ti, Wonu; nos decían que estabas vivo, pero nada más. Creímos que estabas paralizado... —Se quedó sin aliento y, de pronto, su angustia se convirtió casi en un ser vivo—. ¿No podrías haberme llamado, Wonu? ¿No confiabas en mí?

Wonwoo apretó las manos de su amiga.

—Desperté hace exactamente veinticuatro horas. Y la primera persona a la que quise ver fue a ti. Pero no se lo digas a Seungcheol o se pondrá celoso.

—¿Has estado en coma durante un año? —Jeonghan se quedó boquiabierto—. ¿Cómo es posible que puedas moverte? Porque puedes hacerlo, ¿no? ¿Tus músculos...?

—Sí —dijo antes de que de Jeonghan empezara a preocuparse de nuevo—. No lo sé. Dijeron algo sobre sanadores y ejercicios, pero estoy pegado a las alas.

Jeonghan sacudió la cabeza y estiró la mano para tocarlas... pero la retiró antes de hacerlo.

—A los ángeles no les gusta que les toquen las al..

Wonwoo agarró la mano de su amigo y la colocó sobre las plumas que ahora le pertenecían.

—Sigo siendo yo.

Jeonghan deslizó la mano sobre su ala. La sensación no se pareció en nada a la que le provocaba Mingyu cuando lo hacía, pero fue bastante íntima... aunque del tipo de intimidad existente entre amigos.

—¿Seungcheol sigue con Jihoon?

Jeonghan asintió con una mirada divertida mientras apartaba la mano de su ala para volver a dejarla sobre las sábanas.

—Me parece que ni él mismo puede creérselo. Así que tienes alas...

—Sí.

—Los ángeles no Crean a otros ángeles.

—¿Qué soy yo, entonces? ¿Picadillo de hígado? —De pronto, una perturbadora idea se abrió paso en su cabeza. Le había dicho a Jeonghan que seguía siendo el mismo, pero ¿lo era en realidad? ¿Podía compartirlo todo con su amigo ahora que hacerlo suponía revelar los secretos de toda una raza? Más tarde, se dijo, pensaría en aquello más tarde—. Bueno, ¿te gustan mis alas? ¿No son las alas más hermosas que hayas visto en tu vida?

Jeonghan se echó a reír.

—Vanidad, tu nombre es Wonwoo.

—Muchas gracias —replicó el con un gesto decidido. No estaba dispuesto a perder la amistad de Jeonghan. Y si para ello debía enfrentarse a un arcángel, que así fuera —. Ahora cuéntame todos los cotilleos.


...


Fuera, sobre el abrupto camino de rocas que protegía el Refugio, Mingyu se encontraba hombro con hombro con Dmitri.

—Un humano en el Refugio —dijo mientras el viento agitaba su cabello—. Eso rompe una de nuestras más importantes prohibiciones.

Dmitri asintió con la cabeza, y cuando habló, su voz sonó serena.

—Wonwoo nos cambiará.

—Ya lo ha hecho. —Igual de salvaje e implacable que los feroces vientos de aquella montaña, su cazador jamás aceptaría las cosas porque sí. Y, para una raza de inmortales, aquello podría suponer el más arduo de los despertares. La expectación hervía en su sangre.

—Dokyeom ya ha regresado —dijo Dmitri. El comentario lo devolvió al presente.

—¿Cuándo?

—Hace dos días. Algunos de los renacidos de Yixing consiguieron herirlo, pero estará recuperado en menos de una semana.

Mingyu asintió. Sabía que había más cambios en marcha que la Conversión de un ángel.

—Pues comencemos.


...


-El segundo libro ya se encuentra en mi perfil!!

Arcángel Oscuro - Meanie [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora