Lo primero que hizo en cuanto se le pasaron las ganas de vomitar fue llamar al Gremio.
-Necesito hablar con Jeonghan -le dijo a la recepcionista.
-Lo siento. El director se ha marchado de la oficina.
Wonwoo colgó el teléfono y marcó el número de casa de Jeonghan. Ésta cogió el aparato cuando apenas había sonado una sola vez.
-Bueno, ¿Cómo iba a saber que tendría noticias tuyas hoy?
Wonwoo aferró con fuerza el auricular del teléfono.
-Jeonghan por favor, dime que estoy teniendo una alucinación y que tú no me hasasignado un trabajo para un arcángel.
-Esto... bueno... -Yoon Jeonghan, director del Gremio en todo Estados Unidos yuna hombre de armas tomar, de pronto parecía más nervioso que un adolescente-.Mierda, Wonu, no podía decir que no.
-¿Qué podría haberte hecho él? ¿Matarte?
-Lo más probable -murmuró Jeonghan-. Su lacayo vampiro me dejó muy claro que él te quería a ti. Y ese tipo no está acostumbrado a que le digan que no.
-¿Intentaste al menos decirle que no?
-Soy tu mejor amigo. Concédeme algo de crédito
Tras hundirse en los cojines del sofá, Wonwoo clavó la mirada en la Torre.
-¿En qué consiste el trabajo?
-No lo sé. -Jeonghan empezó a canturrear por lo bajo-. No te preocupes: no pienso desperdiciar mi aliento intentando tranquilizarte. El bebé se ha despertado. ¿Verdad que sí, chiquito? -Los ruidos de besos llenaron el aire.
Elena aún no podía creerse que Jeonghan se hubiera casado. Y mucho menos quehubiera tenido un bebé.
-¿Cómo está el pequeño Mini-Yo?-Jeongham había llamado a su hijo Sunwonu Y Wonwoo había llorado como un idiota al enterarse-. Espero que te esté haciendo pasarun infierno.
-Mi niño adora a su papi. -Más ruidos de besos-. Y me pidió que te dijera que se convertirá en tu Mini-Yo en cuanto crezca un poco más. Lulu y el forman un equipo magnífico.
Wonwoo se echó a reír ante la mención del gigantesco perro cuya misión en la vida era llenar de babas a la gente desprevenida
-¿Dónde está tu amado? Pensé que a Joshua le gustaba encargarse de las cosas del bebé.
-Y así es. -La sonrisa de Jeonghan fue evidente incluso a través de la línea telefónica, e hizo que algo en el interior de Wonwoo se tensara de una forma desagradable. No se trataba de que envidiara la felicidad de Jeonghan, ni de que quisiera a Joshua para el. No, era algo más profundo, una sensación de que el tiempo se leescurría entre los dedos.
Durante el último año se había hecho cada vez más evidente que sus amigos habían avanzado hacia las siguientes etapas de la vida y que el se había quedado enel limbo: un cazador de vampiros de veintiocho años sin ataduras, sin compromisos. Jeonghan había dejado su arco y sus flechas (salvo cuando había una cazade emergencia), y había ocupado el despacho más importante en el Gremio. Su marido, uno de los rastreadores más letales, se dedicaba ahora al negocio de la fabricación de armas para cazadores (y también a cambiar pañales), y mostraba siempre una sonrisa que traslucía lo feliz que era. Joder, incluso Seungcheol llevaba los dos últimos meses con el mismo compañero de cama.
-Oye, Wonu, ¿piensas dormir algo? -preguntó Jeonghan, que alzó la voz para hacerse oír por encima de los alegres chillidos del bebé-. ¿No quieres soñar con tu arcángel?
-Seguro que tendría pesadillas -murmuró. Entrecerró los párpados cuando vio que un ángel estaba a punto de aterrizar en el tejado de la Torre. Sintió un vuelco en el corazón cuando extendió las alas para aminorar la velocidad del descenso-. No me has contado qué le ha pasado a Joshua. ¿Por qué no está a cargo del bebé?