Capítulo 14

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Mingyu se encontraba junto a una insulsa casita situada en un suburbio de NewJersey, aplaudiendo en silencio la inteligencia del director del Gremio. El doncel había cambiado su hermoso hogar por aquella pequeña casa de madera rodeada porun centenar de edificios similares. Parecía un lugar de lo más corriente, pero él sabíaque era una fortaleza. También sabía que el director y su marido, ambos cazadoresmuy experimentados, hacían turnos para vigilar a los vampiros con las armas siemprea mano.

Por supuesto, para disparar debían ver. Y él no estaba allí para sus sentidos: sehabía rodeado de glamour en el momento en que saltó de la terraza de su ático paradeslizarse por el cielo de Manhattan, iluminado por las últimas luces de la tarde. Suspoderes estaban casi recuperados. La noche había llegado durante el vuelo, y ahoraobservaba el brillo dorado a través de las ventanas. 

Luz. Calidez. Ilusión.

El patio que había frente a él, en apariencia corriente, estaba cuajado de sensoresque, con toda probabilidad, estarían conectados a trampas explosivas que se activabandesde la casa. Mingyu suponía que existía un sótano que conducía a una salida secreta,ya que ningún cazador permitiría jamás que su familia quedara atrapada. 

De no haberse encontrado en estado Silente, tal vez se habría sentido asombrado.El sistema de seguridad era brillante y resistiría sin problemas a cualquier vampiro dealto rango... aunque tal vez no a Dmitri. A Mingyu, sin embargo, no le hacía faltaponer un solo pie en el interior de la casa.

Aunque deberías hacerlo, susurró la parte reptiliana y primitiva de su mente.Deberías darles una lección, dejarles claro que nadie sale como vencedor delenfrentamiento con un arcángel.

Consideró la posibilidad basándose en los fríos razonamientos de su presenteestado emocional, pero lo descartó. El director del Gremio era una personainteligente, y muy buena en su trabajo. No tenía sentido matarla. Semejante accióndesataría el caos en el Gremio, y durante ese tiempo un considerable número devampiros insatisfechos podría intentar escapar de sus amos. Puede que algunos lolograran, ya que los cazadores estarían demasiado atolondrados por la muerte de sudirector para resultar eficientes. Los humanos eran muy débiles

Ninguno de los tuyos escapará, susurró esa voz de nuevo, una voz que solo oíadurante los períodos Silentes. No se atreverían. Nadie te desobedece, no después deque convirtiéramos a Germaine en un ejemplo

Germaine se encontraba en aquellos momentos en algún lugar de Texas, pero elvampiro no había olvidado las horas que había pasado en Times Square, y no las olvidaría jamás. Estaban grabadas a fuego en su memoria, al igual que aquel dolor alque nadie debería sobrevivir. Rafael recordaba que se había encargado de Germainedurante otro de sus períodos Silentes. También recordaba que, una vez que salió deese estado, no se había sentido satisfecho con lo que había hecho. Al acceder a sumemoria descubrió que había sentido... remordimientos. Había ido demasiado lejos

Vaya una idea más ridícula. Vaya una emoción más ridícula. Era un arcángel.Germaine había intentado llevar a cabo un acto de traición. El castigo había sidojusto. Como lo sería el de director del Gremio si intentaba interponerse en sucamino.

Mata a su hijo, murmuró aquella vocecita. Mata a su hijo delante de el. Delantede Wonwoo. 

...



Una alarma empezó a sonar junto a la cama de Wonwoo, sacándolo de un sueñointermitente. Puesto que estaba completamente vestido, se levantó de un salto yempezó a correr. Hnasol lo esperaba con la puerta abierta.

—¡Deprisa! ¡Coge el teléfono! ¡Jeonghan! 

Tras saltar por encima de la silla de ruedas que se interponía en su camino, cogióel auricular

Arcángel Oscuro - Meanie [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora