Capitulo 24

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Wonwoo no se sorprendió en absoluto al ver que la mansión de Hyelim era un lugar hermoso y elegante. Quizá la arcángel fuera una zorra hipócrita, pero no había sido considerada una musa artística durante siglos por simple casualidad.

—Aquí fue donde encontramos el... regalo —le dijo el guardia al tiempo que señalaba una zona de césped manchada de sangre. Allí el olor ácido era intenso, aun a pesar de la presencia de otros vampiros. O bien Minho había mezclado cierta cantidad de su propia sangre con la de los corazones, o bien había aterrizado en aquel lugar. Algo temerario... y espeluznante. A

Wonwoo se le erizó el vello de la nuca.

—¿Podrías alejarte de esta zona?

El tipo asintió con la cabeza, pero no se movió ni un milímetro.

—A mí me dieron caza una vez.

Wonwoo miró hacia el lugar donde hablaban Mingyu y Hyelim, un balcón con vistas al jardín, y se preguntó si alguno de aquellos ángeles se ofendería si tumbaba al imbécil que tenía a su lado de un puñetazo: no tenía tiempo para lidar con aquella clase de mierda.

—No habrá sido tan malo si aún sigues aquí.

—Mi ama me arrancó la piel de la espalda y se hizo un bolso con ella.

El se preguntó qué le parecería aquello a la gente que les atribuía un origen celestial a los ángeles.

—Y aun así, sigues a su lado. —Estaba claro que aquella zorra era muy capaz de hacer algo así.

El vampiro sonrió y mostró sus dientes.

—El bolso era muy bonito. —Y tras decir aquello, se alejó por fin.

Tendría que guardarse las espaldas cuando estuviera cerca de aquel tipo, pensó Wonwoo. Fuera lo que fuese lo que le había hecho Hyelim a lo largo de los siglos, el vampiro se había quedado sonado.

—La inmortalidad tiene muchos inconvenientes —murmuró antes de sumar a su lista mental la posibilidad de convertirse en un bolso.

Clavó la mirada en la hierba ensangrentada una vez más. Se arrodilló, confirmó la esencia y luego empezó a explorar el área en círculos cada vez mayores.

La esencia de Minho impregnaba la zona. Era evidente que el arcángel había aterrizado allí. Había permanecido en aquel lugar envuelto en el glamour, y los guardias de Hyelim no se habían enterado. A Wonwoo le habría preocupado la posibilidad de topar con él, pero la esencia, aunque intensa, no era tan fuerte como lo habría sido si el monstruo se encontrara todavía en las inmediaciones. Aquello le hizo cuestionarse otra cosa: ¿los arcángeles eran capaces de ver a los de su especie a pesar del glamour? Si la respuesta era negativa, no era de extrañar que Hyelim estuviera asustada.

Como era de esperar, la esencia era mucho más intensa cerca del borde de la zona ajardinada. Wonwoo levantó la mirada y descubrió que estaba frente al grupo de ventanas de la tercera planta. El dormitorio de Hyelim se encontraba justo en el medio.

Si aquella hubiese sido una caza normal y corriente, en aquellos momentos habría sonreído de oreja a oreja. Con un rastro tan reciente, habría atrapado a su presa antes de que anocheciera.  Pero los vampiros no volaban. Aun así, pensó con los ojos entrecerrados, ahora sabía cuál era el talón de Aquiles de Minho Su obsesión por Hyelim limitaría la amplitud de sus territorios de caza.

Volvió a alzar la vista y despejó la mente para concentrarse. Necesitaba el mapa de movimientos de Hyelim que Mingyu había prometido conseguir.

Mingyu era consciente de que Wonwoo se alejaba más y más mientras llevaba a cabo su metódica búsqueda. No apartó los ojos de Riker, el guardia favorito de Hyelim.

Arcángel Oscuro - Meanie [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora