Virginia sentía que sus pulmones iban a colapsar en cualquier momento. Ya los sentía funcionar con esfuerzo, apenas podía tomar el aire necesario. Se obligó a no detenerse. Continuó corriendo. Solo un poco más, solo un momento más.
¿Alcanzaría a llegar a tiempo?
Los días se le estaban haciendo muy cortos. Con el final del año académico asomándose en la esquina, todo pasaba muy deprisa. Y ella apenas era una persona.
Giró hacia la entrada del estadio y levantó su entrada que Nelly Raimon le había regalado hace tres días. El guardia le dijo donde estaba el sector del equipo y Virginia apenas pudo articular un exhausto "gracias".
Pero Virginia maldijo al ver los túneles del estadio. ¿Por qué no podía hacerse un partido la cancha del instituto? Este lugar no lo conocía de nada.
Dejó de correr, reconociendo que su cuerpo ya había llegado a su límite. Apoyó su palma en una de las paredes y se inclinó sobre sus rodillas, dándose su tiempo para poder respirar y que su corazón dejara de latir desbordado en su pecho.
Oyó amortiguada las notas finales de la canción de entrada de los jugadores a la cancha. Miró angustiada al suelo. Ya estaba por comenzar, ¿Por dónde estaría el acceso con las gerentes?
—¿Perdida, Virgie?
Virginia casi se derrumbó de alivio. Se enderezó de golpe a ver a Axel casi frente a sus narices.
Jamás nunca había deseado abrazarlo como en ese momento. Una sonrisa se extendió por su rostro.
—¡Axel!
El jugador había venido de la nada. Ya estaba con su uniforme amarillo y azul, listo para ingresar a la cancha.
—Dios. —susurró aliviado Axel, levantándola del suelo mientras la abrazaba. —Casi he creído que no vendrías. Me has dado un susto, Virgie.
Virginia lo miró preocupada.
—Axel, ¿Acaso el partido no está por comenzar? No deberías estar aquí.
Él la dejó en el suelo con toda la tranquilidad del mundo. Sonrió de lado, como si le divirtiera su preocupación.
—No empezará nada sin que este yo ahí. —la tranquilizó. —Deben esperarnos, aunque no lo quieran. Así que no sigas corriendo.
Él le ofreció su mano para que Virgie se la aceptara. Su actitud resuelta y confiada hubiese hecho dar un respingo a Virginia hace unas semanas atrás. Pero ahora que lo conocía y lo quería, solo pudo sonreír y rodar sus ojos al ver su excesiva confianza.
Lo había dicho antes, pero le gustaba su seguridad. La forma en que Axel se movía y sabia que el mundo le pertenecía. Porque, aunque a muchas personas no les agradara la idea, él creía completamente en eso.
Caminando con tranquilidad, la llevó por el enredo de túneles y pasillos. Conocía aquel estadio, le explico. No era la primera vez que jugaban allí.
— ¿Tu lesión ya está curada? —preguntó Virginia.
—Más que curada. —resopló Axel, desechando cualquier debilidad al instante. —Ya me verás en el juego. El otro equipo no tiene oportunidad. Ven, Virgie. Entra por esta puerta y encontraras los asientos de la banca donde esta el entrenador y las gerentes. Yo tengo que entrar por otra parte a la cancha, pero al final del partido te buscaré. ¿Me esperaras?
—Por supuesto. —afirmó Virginia, como si la idea contraria fuera ridícula.
Axel sonrió. Arqueó una ceja y miró teatralmente hacia ambos lados del corredor vacío.
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Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]
FanfictionVirginia Sanna debe cumplir una misión a todas luces imposible. Debe lograr que los jugadores de fútbol del instituto aprueben matemáticas para pasar de grado, de lo contrario el equipo de fútbol dejara de existir como tal. Las esperanzas de todo e...