Capítulo XIV

1.4K 132 74
                                    

Virginia Sanna miró a aquellos jugadores.

— ¿Vamos a hacer lo mismo de ayer? — preguntó, no preocupándose por esconder su descontento.

Axel Blaze terminó de quitarse la sudadera del equipo para lanzarla a las bancas. Miró fugazmente a Virginia, pero ella apartó la mirada.

—Trataré de no sentirme ofendido. –dijo el jugador de fuego.

—Eres libre de sentirte ofendido. –replicó Virginia de inmediato. Axel solo sonrió.

—Puedes ir en mi espalda hoy. –propuso Mark. Virginia lo miró y una gran sonrisa cruzó el rostro del capitán.

De pronto, se escuchó un ruido detrás de ellos.

— ¡Descuiden! –dijo la voz de Nelly a sus espaldas. –Lo siento, lo siento. Solo se me ha caído algo.

Virginia alcanzó a ver como la muchacha se apresuraba a recoger un par de botellas que se habían resbalado de sus dedos.

Axel se inclinó y susurró al oído de su tutora.

—Nelly se puede ver inofensiva, pero puede arrancarte los ojos por Mark.

La muchacha de pelo negro no lo dudaba en absoluto. Axel volvió a enderezarse y le guiñó un ojo con aire confidencial, como si estuvieran compartiendo un secreto entre ambos.

—Soy tu mejor opción, Virgie.

Ella arrugó su nariz. Axel le extendió la mano como si fuera un caballero, pero la sonrisa de superioridad en su rostro como si él hubiera ganado crispó los nervios de Virginia.

—No lo disfrutes. –masculló ella, aceptando a regañadientes su mano.

—Intentaré que no lo notes.

Las manos de Virginia se aferraron a los hombros fuertes del delantero. Casi podia jurar que sus palmas estaban sudorosas. Se dio cuenta que incluso sentía algo raro en el estómago, como...

No, no lo podia definir se dio cuenta. ¿Tendría fiebre acaso? ¿Se habría contagiado de gripe? Si era así, esa nieve tenía la culpa.

Quizás haber dormido en el sillón durante la noche le había afectado, con la sudadera de alguno de los chicos cubriéndola como única prenda. Ella ni siquiera preguntó a quien le pertenecía de cualquier forma, le mortificaba la idea de haberse quedado dormida y que alguien hubiera sentido compasión como para dejarle su sudadera.

La voz de Axel la sacó de sus pensamientos.

—Siento como frunces el ceño, tutora.

—Cuidado, James Bond. –advirtió, imperiosa. No lo vio, pero sintió en sus huesos como Axel Blaze sonreía. Debería pensar en otro insulto, se dio cuenta ella, porque de algún modo, él se había acomodado al apodo como si se tratara de una nueva ropa.

Respiró hondo, y esperó que la serenidad llegara a ella.

Aunque esa sensación indescriptible la atormentó durante más tiempo del que ella hubiera querido.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora