Capítulo XII

1.2K 127 38
                                    

En el Instituto Raimon corrían todo tipo de rumores acerca de Inazuma Eleven.

Todos habían escuchado al menos alguno de ellos. Historias imposibles, anécdotas heroicas de como habían logrado victorias en condiciones inhumanas y claro, estaban aquellos rumores de pasillos que eran los favoritos de todos, que se cuchicheaban en susurros intensos y que de persona en persona cambiaban.

Aquellas últimos eran las historias que los jugadores cazaban con anhelo.

Cuando uno de ellos lograba escuchar alguna, corria donde sus amigos y entre todos reían con el nuevo tesoro adquirido.

Caleb Stonewall habia estado en la cárcel ¡Por matar al último chico que lo habia mirado mal! Pero no, eso no era todo. Habia amenazado a un juez para conseguir la libertad y aquel habia temblado de miedo mientras Caleb ponía las manos en su cuello.

¿Y alguien sabía que habia sido de aquellos jugadores que habían perdido contra Inazuma Eleven? ¡Pues por supuesto que no! Los jugadores habían robado sus almas y por eso se volvían más fuertes con cada rival derrotado.

Cada chisme era una obra en sí mismo y a pesar de lo retorcidos que eran, todos coincidían en lo mismo; los jugadores eran arrogantes y soberbios, sin sentimientos y sin oportunidad de conocer otra emoción que no fuera la ira y la sed de triunfo.

La verdad era...un poco distinta a aquello.

Claro que tenían sentimientos y se preocupaban por otras personas que no fueran ellos mismo.

Y en ese mismo momento, todos estaban pensando en cómo no herir los sentimientos de cierta chica menuda y malhumorada que le habían tomado aprecio.

Como un acuerdo sin palabras, todos estaban tratando de no reírse. Se miraban entre ellos, viendo los ojos casi brillar de lágrimas por las carcajadas retenidas.

Nathan estaba tosiendo con demasiada frecuencia, pero Virginia Sanna estaba tan concentrada en su asunto que ni siquiera notaba la actitud extraña de todos.

Axel Blaze pasó una mano por su boca, cubriendo la sonrisa que se permitió para sí mismo. Arqueó las cejas, mirando de reojo a Jude Sharp que apretaba fuertemente los labios y su rostro se estaba tornando de un curioso tono carmesí.

Virginia Sanna resopló, pedaleó por última vez exhausta y detuvo la bicicleta que se tambaleó. Ella casi perdió el equilibrio. Xavier y Shawn dieron un paso adelante, listos para socorrerla si lo necesitaba, pero ella alzó una mano con gesto imperioso para indicar que ella estaba bien. Aunque estaba jadeando y parecía que apenas podia respirar.

Axel mordió con fuerza su labio para no reírse. Oh, ella lo estaba haciendo muy difícil, a decir verdad.

Todos supieron que eso no iba a salir bien desde que la vieron subir la bicicleta medio oxidada a la caravana. Y las sospechas de todos se habían reafirmado cuando la vieron con dificultades alcanzar la silla para sentarse.

Pero ella no se rindió, a pesar de sospechar que no iba a salir bien.

Claro que no, Virginia Sanna difícilmente se daba por vencida. Quizás ella no conocía aquella palabra.

Así que ella habia pedaleado por la cancha mientras los jugadores comenzaban el trote suave para preparar su cuerpo y enfrentarse al verdadero entrenamiento.

Habia que aclarar que ni siquiera habían pasado treinta minutos desde que el entrenador habia soplado el silbato para que comenzaran a trotar, pero nadie diría aquello por el aspecto de Virgie.

Su cabello negro se habia escapado de la coleta y sus mejillas estaban enrojecidas. Estaba sudando y jadeando, como si hubiera corrido mil kilómetros durante muchas horas.

Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora