Capítulo I

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— ¡Virginia!

La muchacha casi dejo caer la bandeja de comida de sus manos cuando Mark Evans gritó su nombre.

— ¡Cristo! —exclamó la chica, enderezando el refresco que se habia volteado. — ¿Qué ocurre?

— ¡Lo siento! Yo te ayudo. —Mark intento sostener la bandeja de Virginia, pero ella se aferró a la bandeja.

—Soy perfectamente capaz de llevar mi bandeja, gracias. —dijo.

El capitán parpadeó confundido y soltó la bandeja, lo que Virginia agradeció profundamente. Solo hubiera bastado otro pequeño tirón de él para hacerse con el control. Su fuerza era demasiado superior a la de ella.

Y a ella no le gustaba para nada.

Tampoco le gustaba las miradas del resto de los estudiantes les estaban dando a ellos.

Pero Virginia habia aprendido a manejar la calma y tranquilidad, así que aclaró su garganta y miró a Mark.

— ¿Puedo ayudarte? —preguntó, tratando y fallando en ocultar su malhumor.

Estaba muertísima de hambre. La noche anterior habia dormido mal ya que tuvo que quedarse despierta hasta muy tarde estudiando y habia estado esperando toda la mañana para el almuerzo.

Y sus patatas se estaban enfriando.

Mark paso una mano por su nuca y le ofreció una sonrisa.

—Pensaba que podrías sentarte con nosotros.

Las cejas de Virginia se levantaron, y por primera vez miro más allá del hombro del capitán.

Todos los jugadores del equipo de fútbol estaban en su mesa habitual del comedor. Y todos la estaban mirando, esperando su respuesta.

De pronto, ocurrió lo más extraño.

Todo el comedor quedo en silencio. Los chicos freaks levantaron la mirada de sus videojuegos, los del club de ortografía dejaron sus libros de lado, las porristas bajaron sus celulares.

Nadie quería perderse el nuevo chisme.

Sarah, la amiga de Virginia, la estaba esperando para ir a su mesa habitual. Aclaró enfáticamente su garganta para atraer la atención de su amiga.

Virginia frunció el ceño hacia Mark. ¿Acaso pensaba que por ser su tutora automáticamente eran amigos?

—No somos amigos. —declaró. —No tengo porque sentarme con ustedes.

La sonrisa de Mark titubeó.

Virginia levantó su barbilla.

—Y por tú bien espero que la lista de ejercicios que te deje ayer este terminada para hoy en la tarde.

Sin más, Virginia giró sobre sus pies elegantemente y siguió a Sarah a su mesa de siempre junto a su otro amigo, Adam.

Sarah le dedicó una sonrisa de superioridad a Mark y con una sacudida de su melena rubia, ella y Virginia dejaron a Mark sólo en medio del comedor.

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Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora