– ¡Muévete imbécil!
El chico, tan alto como una muralla, miró sorprendido a su espalda. Frunció el ceño al no encontrar a nadie hasta que...
– ¿Puedes dejar de ver como está el clima ahí arriba y mover tu trasero, idiota? –gruñó Sarah.
Virginia suspiró para sus adentros cuando el chico bajó la mirada y se encontró con las dos chicas que no le llegaban ni a la altura de su codo.
Parecía sorprendido y Virginia no lo culpó. No todos los días alguien más pequeño que tú te insultaba.
El chico se hizo a un lado con un poco de torpeza y Sarah resopló por su nariz y avanzó, digna como una reina, y tiró de la mano de Virginia para que su amiga se diera prisa.
Virginia ofreció una rápida disculpa al muchacho y se apresuró a seguir a Sarah, quien seguía maldiciendo y abriéndose paso a empujones para llegar.
Pero todo el instituto estaba en la cancha de fútbol ese día y todos querían ver el legendario partido entre Inazuma Eleven y la Royal Academy.
Incluida Sarah, para desgracia de Virginia.
– ¿Puedes repetirme porque te tengo que acompañar? –dijo Virginia, alzando su voz para que su amiga pudiera escucharla por sobre todo el ruido de la cancha.
– ¡Será divertido! –replicó Sarah, dándole un codazo a una chica de primer año para que se hiciera a un lado.
Virginia no estaba muy de acuerdo.
¿Acaso no era suficiente con ver a esos chicos en sus clases, en las tutorías y ahora otra vez aquí?
Estaba segura de que ya habia tenido suficiente de jugadores de fútbol para esta vida y la otra, y sin embargo...
– ¿Es Nelly Raimon que te esta haciendo señas? –preguntó Sarah, poniendo su mano a modo de visera y mirando a las bancas del equipo de Inazuma Eleven.
–Si. –murmuró Virginia. –Es ella.
Sarah la miró de costado y arqueó una ceja rubia.
–Siempre me ha parecido una perra. –comentó como si nada y Virginia casi se atragantó. – ¡Es una buena razón para que me la presentes! ¡Vamos!
– ¡Espera! ¡No...!
Pero Sarah otra vez se hundió en el mar de gente y se hizo un camino hacia las bancas del equipo de fútbol. No, probablemente no quería conocer a Nelly, se dio cuenta Virginia. Sarah solo quería buenos asientos para ver el partido.
Con una sonrisa angelical y una determinación solo comparada con la del mismo diablo, Sarah Levieva se plantó frente a las cuatro gerentes de Inazuma Eleven.
– ¡Soy Sarah! –dijo, extendiendo su mano alegremente a Nelly Raimon. – ¡Y algo me dice que podemos llegar a ser muy buenas amigas!
Virginia no podia creer lo interesada que podia ser su amiga.
Nelly sonrió con igual entusiasmo y estrechó su mano.
– ¡Soy Nelly! –gritó, para hacerse oir sobre el bullicio. – ¡¿Qué hacen aquí, chicas?!
– ¡El partido! –gritó Sarah, señalando a su espalda a los chicos que estaban calentando en la cancha. – ¡No queremos perdernos el partido!
Virginia maldijo internamente cuando se dio cuenta que Axel Blaze las estaba observando.
El arbitró sopló el silbato para pedir orden al público y el ruido bajó lo suficiente como para dejar de hablar a gritos.
–Quédense aquí –ofreció Nelly, señalando las bancas. –Podrán ver todo.
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Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]
FanfictionVirginia Sanna debe cumplir una misión a todas luces imposible. Debe lograr que los jugadores de fútbol del instituto aprueben matemáticas para pasar de grado, de lo contrario el equipo de fútbol dejara de existir como tal. Las esperanzas de todo e...