Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]

Capítulo V

Virginia estaba en racha.

Los tenía.

A todos y cada uno de esos jugadores.

Sus mentes y corazones le pertenecían, lo sentía en la electricidad del aire.

–Entonces, esta curva se dibuja de esta forma. –ella trazó una curva pronunciada en la pizarra, casi corriendo hacia el otro extremo. –Se remplazan los números aquí, por estos. Y daría...

–Treinta. –respondió Shawn.

Ella casi chilló de la emoción. Giró hacia él y lo señalo con la tiza blanca, que ya era la decima parte de lo que habia sido hace una hora.

– ¡Exacto!

Escuchó maldiciones de algunos, otros suspiraron decepcionados al no poder ser ellos quienes resolvieran el problema.

Pero los tenía.

Estaban entendiendo, estaban analizando y eran capaces de resolver sus propios problemas.

Después de casi dos semanas, finalmente las tutorías extras estaban mostrando resultados.

Casi podia oler su libertad. Obtendría esa carta de recomendación, esos chicos pasarían sus exámenes y ¡Ella no debería pasar más tiempo con ellos!

Volvió a girar hacia la pizarra, sintiendo como su falda se arremolinaba alrededor de sus piernas. Pasó el borrador por la pizarra con energía. No quería perder tiempo, así que borró con prisas y no del todo bien.

No le importaba. Esos chicos, tercos como una mula, estaban entendiendo matemáticas.

El mundo podría acabarse y ella se marcharía con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

–Vamos a ver raíces. –anunció. –No se dejen engañar. No son tan terribles como parecen y en pocos minutos podremos....

–Virginia.

La tiza siguió moviéndose velozmente sobre la pizarra. No, ella no se detendría. Sarah debería esperar.

Era un momento crítico. Si bajaba el ritmo ahora, si dejaba que esos distraídos jugadores perdieran el enfoque, seria todo. Ellos no volverían a lograr a tomar el ritmo otra vez y la tutoría llegaría a su fin y Virginia debería empezar todo de nuevo al día siguiente.

No le importaba que Sarah hubiera llegado recién a la ciudad. O que era su mejor amiga.

Después la recompensaría, pero ahora...

– ¡Virginia! –gritó Sarah, dando un fuerte pisotón en el suelo con su zapato de tacón para llamar su atención.

– ¡Después! –suplicó Virginia, mirando preocupada como perdía a sus estudiantes. Jordán y Mark ya habían clavado su atención en su amiga rubia, pero aún quedaba todo el resto equipo con ella. Podia aceptar perder a dos estudiantes, aún le quedaban los demás.

– ¡Virginia Sanna! –chilló Sarah y el vello de la nuca de Virginia se erizó al oir la furia. – ¡¿Cómo es eso de que te has vuelto novia de otro chico por lastima?!

La tiza emitió un horrible chirrido en la pizarra cuando la mano de Virginia tembló.

Sintió como el calor subía de golpe a su rostro.

La tiza se quebró y sus restos cayeron al suelo, pero ella no miró hacia abajo.

Volteó sus ojos hacia su amiga que la esperaba con sus brazos cruzados en el umbral de la puerta. La vio entrecerrar sus ojos hacia ella y supo lo que pensaba.