Capítulo IV

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La tela era suave al tacto y el color turquesa era precioso.

La chica de ojos violetas presionó con su pie el pedal de la maquina de coser y con cuidado guio los bordes de la tela debajo de la aguja para unir las piezas.

Sabia que podia comprar un vestido. Su hermana le daría el dinero que necesitaba sin condiciones, pero Virginia le gustaba hacer ella misma su ropa.

Le encantaba jugar con los números, hacer los esbozos de los modelos de la ropa en su cuaderno y ver como todo se volvía realidad bajo sus manos.

Era casi mejor que las matemáticas, pero sus números y ecuaciones perfectas seguían en primer lugar en su corazón.

Las matemáticas eran lo que la calmaba. Exactas y perfectas. No había errores en sus números. Todo debía ir en orden, sin ninguna sorpresa en el camino.

Tomó dos alfileres de su pequeña almohadilla y los sujetó a su futuro vestido.

Miró el reloj en la pared.

En dos horas Adam pasaría por ella para ir a la feria.

Una sonrisa cruzó su rostro.

Le gustaban sus probabilidades de terminar el vestido y estar lista a tiempo.

Volvió a inclinar su cabeza para continuar con su trabajo.

-Me estoy sintiendo terrible por estar aquí

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-Me estoy sintiendo terrible por estar aquí. -se quejó Celia. -Virginia les ha ayudado tanto que no es justo que la estemos espiando.

-No la estamos espiando. -replicó Nelly firmemente convencida de sus palabras. -Hemos venido a pasar un día en la feria que justo coincide con su cita. Nada más.

-Esa es la descripción exacta de espiar, Nelly. -bufó Axel.

-Nadie te ha obligado a venir.

Axel la miró con rencor.

-Tú me obligaste a venir.

Nelly hizo un gesto con la mano quitándole importancia.

-Detalles.

- ¡Ahí esta! -advirtió Jordán.

Todos corrieron a esconderse detrás de un puesto de comida mientras Virginia caminaba del brazo de Adam.

- ¡Esto es ridículo! -siseó Jude.

Celia cubrió la boca de su hermano con su mano para obligarlo a callarse.

Virginia sostenía un oso de felpa entre sus manos y sonreía abiertamente a Adam, una sonrisa que jamás le habia ofrecido a nadie del equipo de fútbol.

Contra todo su buen juicio, Axel tuvo que reconocer que la chica no se veía tan mal.

Llevaba un delicado vestido turquesa que se ajustaba perfectamente a su delicada cintura. Sus hombros y la mitad de su espalda quedaban al descubierto. Ella habia dejado su largo cabello negro suelto, y un simple collar plateado adornada su cuello esbelto.

Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora