En los cuentos de hadas el momento más mágico no es aquel donde la chica recibe un vestido de ensueño, ni tampoco cuando los animales hablan con ella, mucho menos cuando el hada madrina aparece, el momento más mágico y que más adoraba ver es cuando la protagonista está en los brazos de aquella persona que ama, cuando sus miradas conectan y todo cobra sentido, cuando sus labios se juntan en un cálido beso y todo a su alrededor desaparece solo para centrarse en ellos. Ese es el momento mágico, el momento que adoraba ver una y otra vez en cada película cliché de romance, de cada serie ochentera y de cada libro que compraba, el momento en donde el amor verdadero culminaba por fin y el final feliz daba cierre.
Solía bailar en mi habitación con música cálida de fondo, me imaginaba en un gran baile y que entre esa multitud el hombre de mis sueños aparecía solo para pedir mi mano y huir conmigo lejos de todo el mundo que nos miraban asombrados y totalmente intrigados. En secundaria mi sueño se modificó un poco, en lugar de ser él quien buscara la chica ahora era ella la que buscaba al amor de su vida y enfrentaba todo por el, seguía siendo mágico. En preparatoria la realidad comenzaba a golpearme más fuerte que nunca, la magia no existe y el amor verdadero sucede pocas veces en la vida y en la Universidad todo rastro de la magia se había esfumado por completo y solo podía seguir soñando con eso.
Pero sabía que algún día sucedería, que un día encontraría a mi hombre soñado y no dudaría en casarme con él para pasar todo mi vida a su lado amándolo.
Mientras eso sucede, debo encargarme de no reprobar ni un solo examen y sobrevivir a mi increíble crisis de los veinte que estaba adsorbiendo de mi todo el ánimo así como la universidad lo hacía igual. Dormir en la biblioteca, comer comida chatarra, beber el café más cargado, leer libros e intentar destacar no era una buena fórmula para mantenerme sana y sobre todo para mantenerme bonita. Hacia lo mejor que podía, vivir sola acarreaba muchas responsabilidades que no sabía y de las que ahora era consciente, solo seguí el típico patrón que la mayoría de personas de mi edad siguen: alejarse de casa al iniciar la universidad.
Era como una especia de ritual en donde intentabas descubrirte a ti mismo y lo que llevaba descubierto de mí era que podía pasar días sin limpiar la cocina y comer en el suelo solo para evitar limpiar, también que era buena lavando ropa y en desordenar todo. Mi departamento solo lucía bonito y limpio cuando compañeros tenían que venir a hacer alguna tarea o matar el rato, del resto era un desastre. Debo darle algo de créditos a mis amorosos padres que criaron, mimaron y amaron a su única hija y lograron hacerla hasta cierto punto un poco inútil. Pero ¡hey!, al menos ya podía cocinar algo que fuera decente y para nada venenoso.
Mis padres, mis adorados y encantadores padres, ¿por donde inicio? Bueno, ellos se conocieron en su primer año de universidad, mi madre era toda una belleza con esa cabellera larga y castaña, papá era atractivo y era un jugador a candidato olímpico en el equipo de basquetbol, ambos quedaron flechados, se casaron, terminaron la escuela y luego me tuvieron. Fue matrimonio sencillo, una infancia tranquila y el amor era algo rebosante en nuestra casa, ellos estaban presentes en todo y el querer irme de mi casa al iniciar la universidad solo había sido (otro) capricho mío, que ellos había apoyado (como siempre) sin rechistar, pagaban el alquiler y mi matrícula a la universidad y a los boletos de tren para ir a casa en cada vacaciones. En parte también podía darles créditos a que creía que de esa misma forma sencilla yo encontraría el amor, ese que ellos tenían y seguían manteniendo 21 años después.
Hay unos golpes fuertes que provenían de a lado. Es pasada la media noche, en mi televisor de la sala se reproducen los créditos de "mujer bonita" que he visto por cuarta vez esta semana y tomaría con naturalidad esos golpes en la pared puesto que el edificio es viejo y las paredes delgadas pero, siempre hay un pero, y es que se supone que el departamento de a lado está vacío, lleva sin rentarse poco menos de un año. Los inquilinos anteriores eran dos chicos de secundaria que se dedicaban a poner música a todo volumen, tenían suerte de que yo debía pasar casi toda la noche en vela estudiando y que su música era mi estilo porque de otra forma me hubiera quejado con el casero sin dudarlo hasta que los echara, ellos se fueron, resultó que estaban huyendo de casa y sus padres los encontraron, fue todo un espectáculo que pude presenciar desde el marco de mi puerta mientras tomaba una lata de refresco para avisparme un poco antes de volver adentro y terminar con la limpieza de ese día.
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daylight ── ❛NANAMI KENTO; JUJUTSU KAISEN
Fanfiction©fanfic ;bubble. ⸻ ❝ Cada calle sin salida te llevo hacia mi y ahora eres todo lo que necesito ❞ ( 📎 ) Solo los OC me pertenecen. ( 📎 ) Menciones de temas fuertes y sensibles. ( 📎 ) fluff. ( 📎 ) Historia corta. ( 📎 ) Histo...