UN HOMBRE EXTRAORDINARIO

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—Mamá —dijo Namjoon, deteniendo aquel intento nada sutil y algo atrevido de su madre. Entonces se giró hacia los Jeon y les dijo—; Me alegra mucho que hayan podido venir a la fiesta de mi hermano, sé lo ocupados que están todos.

—Oh, ya sabes que a mi marido le encanta tener cualquier oportunidad para reunirse con otros médicos y discutir sobre artículos, Namjoon —la señora Jeon levantó un poco los ojos, como si fuera algo que consideraba un poco insufrible—. Sabía que ibas a estar aquí y no pudo resistirse.

—Seguro que quiere hablarme sobre el último artículo de New Medicine—dedujo Namjoon—. Sabe que no estaré de acuerdo con él.

—Sí —sonrió la señora Jeon quien, para mi sorpresa, parecía genuinamente encantada con el hijo mayor de los Kim—. Ahora está con tu padre y Jung Kook en el embarcadero.

Namjoon puso los ojos en blanco con una leve mueca de cansancio.

—Papá no ha podido resistirse a enseñarles su nuevo barco —dijo, como si tratara de disculparse por ello.

—Ya sabes lo mucho que le gusta —sonrió su madre—. Pueden tomar esa copa mientras esperan a que vuelvan.

Su hijo no apartó la mirada de ella, quizá tan incómodo con la situación como yo lo estaba. Entonces bajó un momento la cabeza y después de apretar un poco los labios me miró.

—¿Te importa acompañarme a por una copa, Jimin? —me preguntó.

—Claro —respondí, porque solo deseaba alejarme lo más rápido posible de allí.

El asintió una vez en mi dirección con los labios todavía apretados, miró a los Jeon y repitió la inclinación de cabeza antes de alejarse hacia el fondo del salón.

—Siento muchísimo que mi madre se comporte así, Jimin—se disculpó de camino, casi incapaz de mirarme a los ojos de lo avergonzado que se sentía—. Cree que me está ayudando si me empareja con cada hombre gay que conoce.

—No se preocupe, señor Kim, mi madre hace algo parecido — respondí con una educada sonrisa.

—No, llámame solo Namjoon, por favor.

Asentí y cuando llegamos a la barra él dejó el vaso de cristal y pidió otro Rusty Nail. Yo alcé las cejas y le miré. Era un trago bastante fuerte de whisky y licor escocés.

—Siempre necesito algo fuerte en las fiestas de mis padres —reconoció.

—Te entiendo —reconocí antes de pedir un whisky con hielo para mí—. Mi madre intentó emparejarme una vez con su peluquero, le dio mi número sin preguntarme antes y tuve que tomarme un café con él.

Namjoon volvió a sonreír un poco. Apoyó una de sus grandes manos en la barra del bar y metió la otra en el bolsillo mientras se ladeaba un poco hacia mí, pero sin enfrentarme directamente.

—¿Y cómo fue?

—Me mude de país.

Se rio de esa forma un poco ruidosa, de boca abierta y ojos entrecerrados, pero sumamente alegre. Había algo... lleno y sincero en ella. Quizá fuera un choque demasiado grande después de pasarme tanto tiempo con los Jeon, pero Namjoon me estaba resultando más y más agradable por momentos.

Namjoon bajó la mirada a la mesa e hizo tamborilear los dedos sobre la madera.

—Yo he puesto tantas excusas ya que mi madre ha dejado de intentarlo—reconoció, levantando la mirada de nuevo hacia mí—, pero sigue guardando la esperanza de que algún día me presente aquí con un novio bajo el brazo y una sonrisa.

El AsistenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora