BONUS: ¡MI NOVIO!

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Esperé frente al portal, en mitad de la acera, a aquel coche negro y alargado en el que Jung Kook y Jimin siempre venían a recogerme. Revisé mi blusa larga bajo la cazadora de cuero de Gloria y empecé a juguetear nerviosa con los dedos. Había bajado un poco temprano, siempre lo hacía porque si no, Lizzy y Darcy me llenarían de pelos y tendría que cambiarme.

¡Esos dos diablillos!

De todas formas, solo esperé quince minutos hasta que el coche apareció por el final de la calle y se detuvo a un par de pasos de mí. Jimin abrió la puerta y me sonrió, tan guapo como siempre. Su gorro de lana gris, junto con sus gafas vintage y su camisa blanca un poco desabotonada le quedaban muy bien; parecía uno de esos influencers tan guapos que habíamos visto en la Fashion Week.

—Buenas noches, Lana —me saludó con su bonito acento coreano—.¿Llevas mucho esperando?

Me ofreció la mano y yo sonreí un poco. Aquella tarde las cosas no habían ido bien a la hora de comer, pero la calma y educación del Señor Park siempre me hacían sentir mucho mejor. Acepté su mano cálida y entré en el coche, incapaz de mirar al otro hombre que me esperaba allí dentro.

—Hola, Lana —me saludó él con su voz grave y masculina.

Levanté la mirada de mis manos y me encontré con el hombre más increíblemente guapo del mundo: el Señor Jeon. ¡Mi novio! Tenía una sonrisa perfecta en mitad de una barba un poco poblada y espesa. A mí no me gustaba demasiado, pero seguía siendo muy atractivo, porque nada podría quedarle mal a un hombre como él.

—Hola, Jung Kook... —farfullé en voz baja, sonrojándome y sintiendo que el corazón me daba un giro en el pecho cada vez que oía mi nombre en sus labios perfectos.

Esa noche llevaba pantalones de pinza y camiseta ajustada bajo la cazadora negra. Incluso sin traje y en ropa de diario, tenía una presencia sobrecogedora, muy masculina y fuerte. Te miraba fijamente con sus ojos más azules del mundo y te sentías muy pequeña y ridícula en comparación con él.

Jimin entró en el coche y se sentó a mi lado, me sonrió y me preguntó:

—¿Alguna vez has visto el Gallow Green, Lana? Creo que te va a encantar.

Negué con la cabeza y después sonreí y asentí, terminando por agachar la cabeza y mirarme las manos que frotaba nerviosamente sobre el regazo. Hice un gran esfuerzo para decir algo, aunque me sintiera cohibida y avergonzada por la pequeña bronca que el Señor Jeon me había echado a la hora de comer. Era un hombre importante y se esforzaba mucho para poder tener esas citas conmigo, ¡y yo me había portado como una niña tonta porque ellos habían ido a ver las estrellas juntos! Pero es que...

—¿Eh?, Lana —me llamó Jimin.

Levanté la mirada hacia él al momento y asentí varias veces, aunque no estaba segura de haberle escuchado bien.

—Pizza para todos, entonces —dijo él, con su suave sonrisa antes de cruzarse de piernas y mirar el móvil.

Se produjo un silencio en el que ninguno de los tres dijo nada. Reuní el valor para levantar el rostro hacia Jung Kook, que miraba al Señor Park de arriba abajo lentamente y con atención, con una sonrisa en el rostro y las manos entrelazadas en el regazo.

—Lizzy y Darcy han vuelto a hacer de las suyas con el cajón de arena —le dije.

Jung Kook me miró a los ojos y tardó un momentito en responder:

—¡Esos dos diablillos! —y se rio de esa forma agradable y encantadora.

—Sí —sonreí más, contenta de que le hubiera hecho gracia—. Siempre hacen estas cosas juntos. Son una pareja un poco rebelde.

El AsistenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora