Capitulo 30

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Martha habla con Salvador y este ya le coloca un poco las cosas más claras con respecto a su denuncia y lo que tendría que hacer después de todo lo demás.
Martha ya se encontraba totalmente sola en su casa, Teresa se fue a Oaxaca, Ximena regreso a la encantada y echó a Laureano por lo que solamente quedaron algunas cosas de Celia, ella dudas en si recogerlas y llevárselas o dejarlas por si la situación entre ellas se arreglen.
Renata se encontraba desesperada y sin salida por lo que le dijo a Martha obviamente se había delatado sola, con Laureano no contaba más y las ideas y opciones se le agotaron, aunque sabe que Martha está sola, está no quiere nada con ella. Celia toca a la puerta de Martha pese a tener llaves

-Hola, ¿Puedo pasar?

-Esta bien, entra. Tienes llaves, porque no entraste.

-Martha sabes perfecto que por mas que quiera hacer las cosas, admito que cometí un error muy grande y sí tienes razón en decirme todo lo que me dijiste, más que merecido. Quería venir a decirte esto, porque estamos sufriendo mucho por alguna trampa y yo por entupida me la creí.

Martha se acerca hasta donde Celia, la toma de las manos y la mira fijamente y le dice que la perdone por haberse comportado de la forma en que lo hizo, pero estaba bastante sentida por la imagen que le había quedado.

-Sabes Celia, jamás me había comportado de esa forma, aunque si estaban dolida, también te traía unas ganas tremenda. (Se ríe sutilmente) y aunque no fue la forma, supe muchas cosas a partir de esa noche, no tengo fuerzas para alejarme de ti. No te lo puedo explicar pero pasé unos días en donde si bien no te busque, siempre estuve pendiente de ti.

-Ya Martha, no me digas más, tú sabes que te amo y que yo te pertenezco en cuerpo y alma. (Celia lleva su mano a la mejilla y la besa incontrolablemente) Ambas decidieron dejarse llevar y terminaron en la habitación, Celia tomó la iniciativa y de manera tierna y cuidadosa le hizo el amor a Martha, despejándola de su conciencia, ella se encontraba totalmente decidida a tener a Martha de regreso, para Celia ese fue su momento, momento en que decidió sentir más a Martha a volverla hacer su mujer. Celia recorrió el cuerpo de Martha, Celia acaricia  suavemente los pezones de Martha y va bajando suavemente por todo su cuerpo, hasta llegar a la vagina de esta donde dio toda la rienda a su pasión. Martha no paraba de gemir por el placer causado, Celia no la quiere abandonar, hace que Martha se venga más de una vez de manera incontrolable y ambas terminan exhausta.

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