Capitulo 8

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Han pasado dos días y Martha no ha visto a Celia y se quedó preocupada porque vio la tristeza en la mirada de ella, es por eso que decide ir hasta el restaurante, nota que la puerta está abierta y entra

-¡Hola! Disculpa Piedad entre porque vi la puerta abierta, ¿En donde está Celia?

-Martha, ella me dijo que estaba en un retiro e iría a ver lo del trámite de su preparatoria para terminarla

-Si, entiendo, algo me comentó. Pero yo la vi triste y la verdad me preocupa. Piedad si llegas a saber algo o que ella llegue por favor me lo haces saber ¿si?

-¡Claro Martha! Esta bien yo te aviso. Añadió Piedad también un poco inquieta por Celia.

Martha se preguntaba y se cuestionaba una y otra vez sobre esas supuestas terapias de sanación y no quería que ella sufriera como ella al principio, donde la internaron para convertirla en heterosexual y que fuera "normal" por lo que ella extrañaba y lloraba amargamente a Celia.

Mientras tanto Celia ya la había recibido el hombre del video, donde decían que la podían "sanar". Cuando este hombre recibió a Celia en su estudio se portó de lo más cortante e hiriente con ella, dejándole en claro que es un pecado lo que está haciendo y que para fortuna de quien se enamoro es heterosexual, agradece el hecho de que sus padres no estén vivos, porque sería una rotunda vergüenza para ellos el tener una hija desviada, este con cada palabra y gesto le pide a Celia una entrega absoluta, tanto así que se tiene que recibir de una vez y durar 2 semanas, por lo que Celia responde

-¿Como dos semanas? Mi familia no lo sabe y la verdad es mucho tiempo

-A ver muchachita, es una entrega total, dime ¿Te quieres curar? Añadió el director de este centro.

-Si, yo me quiero curar, esta bien me quedo por ahora, quiero estar bien. Añadió Celia entre lágrimas y poco asustada por sentir todo esto por Martha.

Hablan de la conversión a Dios y que si no lo hacen serán aborrecidos y que sentir lo que sienten ya son una abominación, esa primera noche la medicación con pastillas que cedan el subconsciente y pueda ir aceptando lo que está sintiendo es MALO.
Al siguiente día Celia le permitieron ir a organizar sus trámites de la preparatoria eso sí con supervisión, Celia adelantó lo necesario y nuevamente regresaron al centro, ya era momento de la terapia con electroshocks al cerebro y audios en donde le decían explícitamente que debía aborrecer aquellos sentimientos y a la nuer por cual sintió esos sentimientos, Celia estaba tan triste y eso que llevaba solo tres días, pero ella en el fondo sentía que debía "curarse". Ella habló nuevamente con el director y le informó que si podía viajar desde Matatlan hasta Oaxaca los días que hacían falta para no preocupar a sus familiares.
Rafael no muy contento este accede y le dice que si no regresa como piensa, se arrepentirá de por vida, y ella sería la causante de alguna desgracia para su vida. (Palabras que calaron muy profundo en Celia)
Celia llega por la tarde noche a Matatlan y Martha se da cuenta que ella llega pero no quiere agobiarla, tampoco se dirige hacia ella, aunque es lo que más estaba deseando. Así transcurría la primera semana, Celia yendo y viniendo de Oaxaca a su pueblo día tras día, Martha se percataba de esto y al quinto día que la ve bajar del bus, se va detrás de ella teniendo en cuenta la distancia correcta para no abrumarla.
Cuando Celia cierra la puerta de su casa, Martha toca con la esperanza de que esta le abra, Celia pregunta

-¿Quien?

-¡Soy yo, Martha! Celia duda en abrirle o no, titubea pero le abre la puerta

-¡Hola Celia! Deja entrar a Martha y se colocan frente a frente

-¡Hola!

-¿Como estas?

-Yo estoy bien ¿Que haces aquí? Le decía y le preguntaba Celia de manera tajante y con una mirada perdida pero como queriendo odiarla al mismo tiempo.

-Vine a ver cómo estás y también a preguntarte ¿Por que estás yendo a cada rato a Oaxaca?

-Ya te dije que estoy con mis asuntos de terapia y prepa. Bueno y a todo esto ¿Por que me interrogas?

-Celia por favor, estoy preocupada por ti, se supone que somos amigas.

-Pues yo no eh. Añadió Celia muy fríamente

-Mira Celia, entiendo tu enojo, sí, si quieres desquitarte conmigo, hazlo, ese enojo, esa frustración y esa confusión que sientes es normal, porque yo ya pase por eso.

-Ajá ¡Vaya! Ahora eres psicóloga

-No Celia, no lo soy, solo estoy preocupada por ti

-Sabes qué, no te creas tan importante y sí, si me confundí contigo, pero por suerte todo eso está cambiando

-¿Como que está cambiando? Añadió Martha con cara de confusión y extrañeza

-Yo se mi cuento, y estaré bien

-Sí, supongo que si, le decía Martha mientras le dolía en el alma la indiferencia con la que trataba Celia.

- Bueno, si no tenemos más nada que decirnos, adiós , buenas noches le decía Celia a Martha para que se marchara de una vez.

Martha titubeó y la miro por un instante y se balanceó, alcanzó a agarrarle la mano y esta se la quitó de un jalón y lanzándole una mirada de desprecio.
Martha salió bastante desconcertada por ese comportamiento de Celia, ella sabía que las dichosas terapias de conversión y ya estaban empezando a dañarla.
Celia cerró la puerta y se recostó llorando amargamente porque sabía que sus sentimientos de amor hacia Martha eran los mismos y quería volver a besarla o por lo menos abrazarla, pero también sabía que esos deseos no eran normales y debía seguir tratándose, seco sus lágrimas y se fue hasta su cuarto.
Estando en su cuarto Celia no puedo evitar recordar los besos y caricias sutiles con Martha, por mucho que quisiera reprimir estaba sintiendo por lo que decidió tocarse hecho que no lo había experimentado, pero que tuvo la necesidad de hacerlo y se desnudó rápidamente y abrió sus piernas con cuidado y tocando cada parte, pensando en Martha, exploró esa parte esa noche que mientras se tocaba una y otra vez, imagino que Martha le hacía el amor y ella pudo experimentar placer por primera vez y llegar al orgasmo.

MARCELIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora