9||DECEPCIÓN

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"Algunas personas nunca terminan de sorprenderte"

AÑO 844

— ¿Qué harás tú? —Erwin levanta la vista de los papeles sobre su escritorio. Son alrededor de las siete de la mañana. No desperté con ganas de hacer algo sinceramente. Pero estas salidas son obligatorias.

Todos debemos firmar nuestra salida hasta las ocho como máximo. Los únicos que tienen permitido quedarse en las instalaciones son el equipo que se elige por sorteo antes de cada expedición.

Y mala fortuna, no salió mi nombre. Shadis no debería obligar a salir del cuartel a quienes no tienen o no quieren visitar a sus familiares. Aunque por lo que me dijo Erwin, también puedes optar por salir con tus compañeros.

El problema es que yo no socializo con nadie que no sea él. Tampoco podría agregar a la cuatro ojos a mi corta lista de personas que puedo tolerar porque ella se invita sola a lugares donde nadie la necesita.

En la última expedición hace un mes, salí con Erwin a visitar el complejo de entrenamiento de los nuevos cadetes. Si hoy hacemos lo mismo no tengo más opción que aceptar. Solo sé que debo acompañarlo.

— Iré a la capital. Shadis y yo tenemos reunión con el gobernador para discutir el presupuesto de la legión. Nuevamente creen que todo será un fracaso mañana —contesta y devuelve la mirada a su maraña de papeles. Interpreto esa respuesta como una forma de decirme que mejor busque algo que hacer por mi cuenta así que salgo de su oficina sin decir nada más.

Durante el desayuno, escucho como todos están planeando sus actividades. Pero de tantas conversaciones es una en particular la que llama mi atención. Se encuentran sentados a dos mesas de distancia.

— Cambiaré de lugar con Gabe. Ya lo tengo todo listo.

— ¿Tan rápido? Si no encuentro a alguien pronto, me perderé el cumpleaños de mi hermana.

No lo pienso más y me acerco a ellos. Quizás ya haya conseguido la forma de quedarme aquí hoy.

— Si lo que quieres es salir, te cedo mi lugar —Mi voz sorprende a esos dos. Seguro no se dieron cuenta que hablaban demasiado fuerte. Y la verdad es que no, pero tengo un oído fino. Aunque eso no necesitan saberlo.

Ambos me miran con sorpresa y se quedan mudos. Como si no pudieran creer que les estoy dirigiendo la palabra. Pateo una de las sillas para que salgan de su trance. El sonido alerta a otros en la habitación, pero no le toman importancia.

— Ah, bueno si usted no tiene inconvenientes... —Empieza a hablar uno de ellos. Poco me importa su nombre, pero sé que son de los últimos reclutas que entraron a legión antes que yo. Son unos críos.

— No seas tonto. Si te lo ofrece es porque no tiene nada que hacer afuera —Le responde su compañero dándole un codazo—. Anda, ¡acepta ya!

— ¡Se lo agradezco mucho señor! —Se levanta de su silla y me hace una reverencia. Eso me incomoda de inmediato—. Gracias por...

— Sí, como sea —Lo interrumpo y me doy la vuelta para volver a mi mesa—. Firmen su salida antes de que alguien se de cuenta.

Me hacen caso y mientras bebo mi humeante taza de té negro salen emocionados a toda prisa del comedor. Como si el mundo se fuera a acabar mañana. Y lo más irónico es que para algunos si será su último día. Porque siempre ocurren bajas cuando ocurre una expedición fuera de los muros.

𝐅𝐢𝐧𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐭 𝐒𝐮𝐧𝐬𝐞𝐭 |𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora