𝐅𝐢𝐧𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐭 𝐒𝐮𝐧𝐬𝐞𝐭 |𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧|

13||PERSPECTIVA

"La verdad se oculta
en los pequeños detalles"

AÑO 844

— ¡Es muy pronto, Yas! ¡Quédate en cama! —Hange me mira esperando apoyo, pero me quedo en silencio—. ¡Dile algo Levi!

Han pasado dos días más y hoy después del desayuno, Shadis convocó a una junta de emergencia en el patio de cuartel. Se supone que debemos ir todos con excepción a los que siguen hospitalizados. Por eso cuando Hange y yo fuimos a decirle la noticia a Yasmin, ella decidió ir alegando que ya se sentía bien.

— Yo no le digo que hacer —Me encojo de hombros. Ella sabe lo que hace. Hange suspira resignada y me pide que salga de la habitación para ayudar a Yasmin a cambiarse.

Lo hago y mientras espero afuera pienso en la rapidez con la que Yasmin se ha recuperado. No sé a qué se deba, pero admito que es buena noticia. Así no tendré que verla más tiempo en esa cama. Sobre eso, he estado viniendo a hacerle compañía estos días. Y como ambos nos caracterizamos por no ser muy amistosos que digamos, pues hemos pasado el tiempo jugando ajedrez.

Sí, ajedrez.

Aquel juego que la ví jugar con Gelgar esa noche. Creí que era algo exclusivo de ellos dos, pero Yasmin se encargó de aclararme que no había nada de especial en su relación. Lo único que estaba haciendo ese día, era pagarle un favor a ese tonto. ¿Qué favor? Pues fué él quien la encontró en el pueblo tratando de comprar insumos para limpiar y cocer su herida. Como Yasmin no tenía dinero, Gelgar terminó pagando todo y además devolvió el caballo que ella había alquilado en la mañana.

El muy idiota ni siquiera le preguntó para qué o quién era lo que estaba comprando. Solo le pidió que el resto del día lo pasarán juntos. De ese modo, Yasmin volvió al cuartel y luego de aplicarse los primeros auxilios ella sola, fue al comedor con Gelgar dónde yo los encontraría horas más tarde.

Le pregunté que cómo había hecho para escapar del malnacido de su padre y ella solo respondió que no tuvo que hacerlo. Que ese sujeto la había dejado ir. Según ella, lo más difícil no fue tener que ocultar su herida o fingir que no le molestaban sus otros síntomas por no recibir la medicación correcta, sino tener que volver a dejar a sus hermanos en manos de ese hombre.

Sé que entre nosotros dos, si quisiéramos, podríamos darle una buena paliza a ese sujeto. Incluso, Yasmin al ser mayor de edad podría pedir la custodia de esos niños. Pero, ¿luego qué? Si lo conseguía, ¿cómo se haría cargo de ellos y al mismo tiempo ser miembro activo de la legión? No podía contar con su madre a quien la declararían mentalmente incompetente y se la llevarían a una prisión hospitalaria.

La única opción sería abandonar la legión y era algo que ella no quería hacer por nada del mundo. Porque se sentía viva y útil en la infantería de reconocimiento. Que no se veía viviendo como una civil cualquiera. Que ese estilo de vida no estaba escrito para ella.

Y sí, ella estaba siendo egoísta en ese momento.

Pero yo también.

Porque tampoco quería que se fuera.

La quería conmigo.

La puerta se abre y Hange sale seguida de Yasmin a quien por primera vez puedo ver con una ropa distinta a los uniformes de la legión. Está usando una chompa negra cerrada hasta el cuello con una falda blanca hasta por debajo de las rodillas que hace juego con un par de elegantes botas negras.