28||ALIADA

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AÑO 850
Y A S M I N

¿De cuántas muertes más seré testigo?

No he dejado de pensar en eso desde que me enteré de todas las bajas que hubo en la legión mientras yo estaba atrapada en la capital.

Mike.

Nanaba.

Gelgar.

Y muchos otros que cayeron cuando fuimos a rescatar a Eren de sus captores.

Le sirvo el desayuno a Leyla y ella solo empieza a jugar con él. Como si no tuviera bastantes problemas ya, me toca enfrentar a mi hermana que está entrando a la adolescencia. La obligo a comer y a regañadientes termina haciéndolo.

Ni siquiera sé porque tiene esa actitud conmigo, pero ha estado actuando raro desde hace unas semanas. Ya ni siquiera me pregunta por Dominic. Ya han pasado como dos meses de su muerte, y yo ya siento como que han pasado años.

Vigilo a Leyla desayunar y luego dirijo mi vista hacia la taza de té frente a mí. Hago lo mismo un par de veces hasta que termino por aburrirme y el líquido por enfriarse. Parece que seguiré sin apetito pues no lo he recuperado desde que volví de esa misión suicida hace dos días.

Mi primer instinto fue retirarme luego de confirmar que Hange se encontraba bien. Herida, pero bien. Sin embargo ella me puso al tanto de los acontecimientos y me pidió que participara en el rescate de Eren.

Fue así que terminé sabiendo que el titán colosal y el acorazado resultaron ser unos adolescentes infiltrados que sepa para que diablos querían secuestrar a Eren y a la amiga de Krista. No. Ese no es su verdadero nombre.

¿Cuál era? Hange me dijo....

Ah, sí. Historia. Historia Reiss. Al parecer descendiente de la familia real dentro de los muros.

En ese momento, fueron muchas cosas por digerir. Pero si soy sincera, fue bueno saberlo antes de arriesgar mi vida cabalgando hacia la batalla en la plena ignorancia.

Muchos murieron en la ignorancia y al parecer muchos murieron ignorados. Recordar eso hace que me hierva la sangre por dentro.

— ¿Te pasa algo, Yasmin? —Leyla me mira confundida. No entiendo su pregunta hasta que me doy cuenta que tengo apretados los puños sobre la mesa.

— Nada —Miento para tranquilizarla y me levanto de la mesa—. Arréglate para ir con tu maestra. Se nos hará tarde.

Camino hacia la pequeña cocineta y al final termino bebiendo un vaso frío de agua. El té lo termino por vaciar en el fregadero.

Si Levi me viera, se enfadaría conmigo.

Levi.

Lo hago porque te necesito. Porque perderte no está en mis planes.

Un pequeño suspiro se hace presente al pensar en él y en nuestra última conversación. No lo he visto en estos dos días, pero seguro Hange ya le avisó que volví a salvo. Ya no tenía caso hacerlo yo también.

Bueno, en realidad si pasó por mi cabeza ir con él en cuánto volvimos de la operación, pero ya no pude porque me ordenaron no involucrarme más con ningún miembro de la legión de reconocimiento.

𝐅𝐢𝐧𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐭 𝐒𝐮𝐧𝐬𝐞𝐭 |𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora