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Fin de semana.

Lo que significa; Fiestas, alcohol, y sexo.

En mi caso:

Comida chatarra, cama, películas, libros, helado y sudaderas de tres tallas más grandes que yo y con suerte no chillar a moco suelto por una película donde muere un perrito o el amor de mi vida en esa película.

En eso me encontraba ahora mismo.
Solo cambiando el hecho que ahora solo estaba en el sofá de la sala envuelta en una manta pareciendo un rollo mal envuelto y aún no había llorado por nada.

Estaba acostada boca arriba en el sofá leyendo un libro que si papá me viera leyendo lo me enviaría a misa o con el mismo Papá, con el televisor encendido en bajo volumen, y comiendo de vez en cuando lo que encontrará encima de la mesa alado de mi.

{ Sentí sus manos abrir el botón de mi pantalón mientras aún sentía sus suaves pero peligrosos labios apoderarse de los míos, mis pechos apretados contra el suyo.

Su lengua adentrándose a mi boca demandando más, una vez quede sin aliento su boca bajo hasta mi cuello al mismo tiempo que sentí la yema de sus dedos hacer contactó con la tela de mi ropa interior, estaba húmeda. Sentía un calor tan fuerte como si ese lugar estuviera teniendo una fuerte fiebre.

El primer gemido salió de mi boca cuándo su dedo tocó ese parte, apenas fue un roce y ya me tenía a sus pies.
Cuándo su dedo entre en mi callo mi gemido con su boca, después entro otro.

La habilidad que tenía con sus dedos era algo exquisito, de seguir así no tardaría en venirme sobre estos. Sentía que en poco tiempo yo misma saltaría encima de el para que me folla...

Cerré el libro con fuerza apenas escuché pasos bajar apresuradamente por las escaleras, no tarde en ver a Misuk bajar sin siquiera mirarme, solo tomo su bolso y salió sin decirme nada.

Apenas procese el hecho de que se había marchado me percate de el sudor de mi cuerpo, podía sentir mis mejillas arder y un calor en mi vientre.

Soy una puerca.

Necesito ir a misa.

No, necesito ir a terapia.

No, necesito ir a terapia con el mismísimo papá y beber agua bendita por toda una vida.

...

¿Y si solo leo un poquitito más?

Nadie se dará cuenta.

Si nadie dice nada, nadie se enterara y la única que puede decirlo soy yo ¿No? Yo no diré nada.

Solo será un poquitito y luego dejaré de leer.

{ Nuestros cuerpos estaban envueltos en una fina casa de sudor, su cuerpo encima del mío, sus ojos viéndome fijamente destacando ese azul oscuro que me encantaba reflejados por la luz de la luna que entraba por las ventanas de mi habitación.

Su cabello negro húmedo de sudor pegado a su frente dandole un toqué más ardiente, sus labios rojos he hinchados seguramente iguales a los míos.

Estaba aterrada.

Sería mi primera vez.

Leer las situaciones en mis libros no era igual a la vida real.

Tendría mi primera vez con un chico que apenas llevaba conociendo unas semanas, no era mi novio.

Ni siquiera pensaba en mi novio ahora mismo.

El nunca me haría sentir lo que me hacía sentir Owen.

Owen, con una simple mirada me hacía temblar y sentirlo por todo mi cuerpo, se apoderaba de este con dominio como si este siempre le hubiera pertenecido, y estaba dispuesta a entregarle cualquier cosa que me pidiera.

"El chico de al frente" •Lee Know•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora