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- Ésto es como una película de terror -dije viendo los pasillos y salones tan desolados- siempre pensé que estar en la escuela sola sería emocionante no aterrador y desolado.

- ¿Por qué siempre llegas tan temprano? -le pregunté ya que el hiba delante de mi y mi celular no tardo en sonar.

- No me gusta estar cerca de las demás personas.

- ¿Y yo que soy? ¿Un papá? -le pregunté al terminar de leer el mensaje y volvió a llegar otro mensaje.

- Eres diferente.

Maldito seas.

Ahora mismo las mariposas en mi estómago están haciendo un desfile ahora mismo.

Luego de estar suguiendolo un rato mientras veía los pasillos llegamos a la azotea de la secundaria en la parte bastante lejos y llegar.

Ahora entiendo porqué nunca lo encontraba cuando lo buscaba.

- Nadie está aquí nunca haci qué mantente callada.

Asinti levemente luego de leer el mensaje.

- ¿Por qué ocultas tu rostro? -le pregunté pero no dijo nada- ¿Tienes un lugar enorme acaso? -el negó- ¿Los dientes chuecos? -el volvió a negar- ¿Una cicatriz? -no respondió- es eso.

- Una cicatriz no tiene nada de malo, la mayoría tiene una -dije poniéndome de pie- ya lo verás.

Alce la camisa de mi uniforme un poco a la altura de mi cadera a un extremo pero en la parte trasera y pude ver cómo se sorprendía.

- Tranquilo no vamos a hacer nada -dije riendo mientras me daba la vuelta, dándole la espalda- está me la hice en la escuela -le señale con algo de dificultad la pequeña cicatriz qué tenía.

Sentí un escalofrío pasar por todo mi cuerpo al sentir su fría mano tocar está lentamente.

- ¿Puedo pedirte un favor? -le pregunté volviendo a acomodar mi uniforme y el pareció dudar.

- ¿Qué clase de favor?

- Talvez te moleste pero en verdad quiero hacerlo -dije sentandome a su lado en una pequeña banca qué había hay.

- ¿Qué cosa?

- Quiero tocar tu rostro -dije y el abrió sus ojos sorprendido y negó repetidamente- no te veré, solo tocare tu rostro y vendré mis ojos -le expliqué- vamos en verdad quiero imaginar por lo menos como es -dije con una pequeña sonrisa- por favor.

El volvió a tomar su celular.

Seguro dirá que no.

- Bien.

Casi salte de la emoción al leer el mensaje que decía qué había aceptado.

- Espera buscaré una venda -dije quitandome la mochila para empezar a buscarla- aquí está -dije enseñándole la venda.

- Tenías esto planeado ¿Cierto?

- Es bueno ser precavida uno nunca sabe cuándo se puede presentar una oportunidad como está -dije con una sonrisa- bien.

Me puse la venda cubriendo mis ojos y me quedé quieta.

- Como no puedo ver tu tendrás qué guíar mis manos -le dije.

Luego de unos segundos sentí como tomo mis dos manos con las suyas y no pude evitar sentir un escalofrío.
Sentí como puso mis manos en su frente aún teniendo las mías.

- Bien, esto con tus ojos son lo qué siempre veo -dije pasando mis manos junto a las suyas por su rostro y logré tocar la punta de su nariz- es pequeña -dije sonriendo.

"El chico de al frente" •Lee Know•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora