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Estoy pensado seriamente en que mis padres nos ocultan bastantes cosas.

Estoy notando muchas cosas, por ejemplo:

Número uno: Qué apenas llegamos a Seúl ya tenemos casa.

Número dos: ¡La casa ya está amueblada y lista, hasta ropa hay!

Número tres: mamá está vomitando mucho.

Número cuatro: literalmente nos lanzaron un abrigo en la cabeza a ambas antes de meternos a la casa como si nos ocultaramos.

Número cinco: no quiero creer que ya teníamos planeado mudarnos de nuevo.

Y como bonus:

Le quitaré su habitación a Misuk antes que la vea, está más bonita y grande.

Lance mis pantuflas en la habitación que quería antes de bajar descalza a la sala donde papá estaba sentado en un sofá frotándose el rostro con una mano, Misuk estaba ya revisando las bolsas de compras que mamá había comprado antes de llegar seguramente buscando que comer, mamá salía del baño limpiando su boca.

¿Baby?

No, mejor ni pienso en eso.

- Entonces... ¿Viviremos aquí? -pregunté recibiendo la bolsa de chetos que me lanzo Misuk sentándose a mi lado frente a papá.

A el era más fácil sacarle las cosas, una presa fácil.

- ¿Será definitivo? -pregunto Misuk.

- ¿O nos volveremos a mudar como hace unas horas luego de meses? -pregunté algo resentida aún.

Muy resentida mejor dicho.

Era como si hubiera abandonado a Min-ho, le prometí ayudarlo y estar con el, pero a mis padres se les ocurrió la "brillante" idea de huir como si fuéramos criminales de la casa, y aún ni siquiera nos habían devuelto los celulares.

Ya creo que ni los volveré a ver.

Mientras yo estaba de lo más abatida Misuk era lo contrario, ella desde que mamá dijo que veníamos a Seúl está dando brincos de felicidad, literalmente estuvo haciendo eso hace un rato pensando que nadie la veía.

¿Por qué?

Eso es facil de contestar:

WooJin.

Mientras a mi me quitaban a mi chico de un lado a Misuk le daban el de ella.

La vida es injusta.

Antes de que intentará nos sacarle la paciencia a papá, mamá hablo sentándose a su lado.

- Si, viviremos aquí. Aún no sabemos cuánto tiempo, será fantástico, ustedes siempre han querido venir a Seúl -dijo sonriendo.

Bueno, lo último mentira no era, talvez sea bueno... Así Misuk y yo podríamos estudiar aquí en la universidad.

Ambas parecíamos pensar lo mismo porque nos miramos de reojo antes de volver a mirar a nuestros padres.

- ¿Y nuestros teléfonos? -preguntamos.

- Les compramos nuevos -dijo mamá entregándonos unos en sus cajas- también tienen un nuevo número.

- ¿Qué pasó con los viejos? Aún estaban buenos -preguntó Misuk abriendo el suyo- hay tengo todos mis números.

A mí esto no me da buena espina.

- Quiero usar el viejo -dije.

- Los hemos tirado -dijo mamá de lo más normal.

- ¿¡Qué!? -dijimos ambas.

"El chico de al frente" •Lee Know•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora