30. Actos de impulsividad

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Jade Jhonson

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Jade Jhonson.

19 de diciembre, 2018.

Recuerdo cuando tenía 12 años y una tarde me di cuenta que la ilustración que hacía de mamá cocinando, era muy buena, sin embargo, no quería ser artista y exhibir mis obras en una galería, luego conocí una app llamada Writing cuando tenía 13 años y recuerdo haber visto tantas portadas de libros que eran horribles y fue entonces que decidí practicar en mi Tablet para ofrecerle a las autoras, portadas que contaran y transmitieran la esencia del libro de una forma hermosa, luego a los 15 años me llamó la atención la animación y deseé algún día hacer mi propia película o serie animada, ahora, con 19 años y a tan solo doce días de convertirme en gato, me doy cuenta que ese gran sueño quedará atrás.

Muchas veces mientras veía Sueño de amor o leía algún libro de ese romance rosa, llegué a soñar con un amor tan bonito como el que ahora siento que vivo con Andrew, pero una vez más, eso quedará atrás, soñé en tantas cosas por cumplir, tantas cosas que serían posibles y que ahora serán imposibles y todo es por mi culpa.

A veces no medimos las consecuencias de nuestros actos y no somos capaces de pensar en cómo por una simple acción, por más tonta que sea, podría cambiar el curso de tu vida y es entonces cuando me encuentro pensando que nosotros mismos, somos quienes arruinamos nuestras vidas, porque así lo decidimos, ya sea por quedarte acostado en un sillón viendo la tele mientras la vida te pasa por encina, sin accionar, sin saber qué harás con tu vida, como lo que hago yo justo ahora.

Constantemente me encuentro pensando en todo lo que quería, lo que perderé por tener que depender de que un hombre me ame a final de año y a pesar de que eso me entristece, también me enoja, me enoja tener que rogar de alguna forma el amor, me enoja porque yo misma me arrastré a esto y por más que trato de pensar en una solución alterna a que Andrew me ame, no la encuentro, porque no la hay, no existe, incumplí las normas y ahora debo pagar por ello de una forma que honestamente, pienso que es muy cruel.

¿Cómo rayos es que los cupidos pensaron que convertirnos en gatos sería el mejor castigo del mundo? Preferiría la cárcel, que me amarren a una silla, quedar condenada a servicio comunitario, pero... ¿Un gato? Dios, menos mal que los cupidos no pueden tener romances con los humanos u otros seres mágicos, porque sería muy terrible si se hace molestar a uno de ellos, que se supone deberían ser seres que escupen amor hasta por los poros, pero dicen por ahí que los más amorosos son los que se enfurecen de una forma que te hace temer y eso explicaría la maravillosa forma que tienen los cupidos de castigar cuando se meten en su área laboral.

Suspiro, a veces desearía ser un ser sin magia, así no tendría que pasar por estos escenarios y tendría la oportunidad de cometer errores sin generar tan duras consecuencias como lo es esta, envidio a los humanos.

—Jade, cariño, me duele verte tan apagada —confiesa mi madre, tomando asiento en la orilla del sillón, no tardo en sentir cómo aparta un mechón de cabello de mi rostro y lo posiciona tras mi oreja.

Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora