14. Un futuro incierto

7.3K 531 30
                                    


Jade Jhonson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jade Jhonson.

20 de noviembre, 2018.

Al despertar, esperé ver un sol radiante, pero en cambio, encontré un cielo nublado, frente al espejo, deseé no encontrar una nariz roja y ojos hinchados por el llanto, esperé que todo fuese sido un sueño, que yo no fuese usado mi magia yendo en contra de las leyes del amor, pero en cambio, nada había sido un sueño, pues el beso, la condena, Andrew rompiendo la amistad, todo, todo era real.

Sorbo mi nariz, al mirarme al espejo, la tristeza y el dolor se pueden leer con claridad en mi mirada, puedo notar cómo el color de mis iris ha cambiado, mi gris luce más apagado, aburrido, mis labios están rojizos por morderlos y acallar los sollozos, mi rostro está pálido y el color morado de mi cabello, es horrible y apagado.

Mi aspecto es deplorable, debo ir a estudiar, pero no puedo hacerlo luciendo de esta forma, lo peor es que no puedo usar mi magia para camuflarlo, para arreglarlo, porque la forma en la que me veo, dependerá siempre de mi estado de animo, si estoy feliz, luciré radiante, pero si estoy triste... luciré así. Una desventaja de ser bruja es que tu apariencia siempre tiene que ver con tu maldito estado de animo.

Una lágrima no tarda en rodar por mi mejilla, por más que no quiera hacerlo, que no quiera llorar, lo hago y me odio por eso, me odio por no poder parar las malditas lágrimas, por lo que le doy un golpe al lavabo, llena de frustración y lastimándome en el proceso.

Sin ganas, me quito el pijama y entro a la ducha, el agua sale fría, más fría de lo normal y aunque pudiera ralentizar su frialdad con mi magia y volverla al natural, no lo hago.

Termino por darme una ducha fría para despertarme, para intentar alejar esos ánimos de mí, pues más tarde debo ir a casa de mis padres y por ende, tengo que mantener la frente en alto, lucir como usualmente lo haría.

Mi familia no tardó mucho en enterarse de mi situación y no pasó mucho para que mi madre me llamara al borde de las lágrimas y luciendo preocupada, por lo que no quiero preocuparla más llorando frente a ella, quiero alegrarlos en estas pocas semanas que me quedan luciendo esta apariencia, que ellos lloren, pero yo no lloraré, al menos no al frente de ellos.

Tener miedo no me llevará a nada, lo único que puedo hacer es intentar vivir como si no me fuese a ocurrir ningún cambio, debo ser fuerte, si no es por mí, al menos por mi familia.

Cierro la llave una vez que mi ducha ha finalizado, mis ánimos no están al cien, pero creo que un cuarenta por ciento es suficiente. Salgo de la ducha, envuelvo mi cuerpo en una toalla y tomo otra para secar mi cabello.

Al entrar a mi habitación, dejo de sacar mi cabello con la toalla y me detengo en el marco de la puerta, siento una extraña presencia, frunzo el ceño y miro hacia la cama, la ropa que escogí no está como la dejé, soy muy observadora, la bufanda morada la había dejado encima de mis jeans y ahora se encuentra en el piso.

Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora