34. ¿Qué puedo perder?

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Jade Jhonson

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Jade Jhonson.

25 de diciembre, 2018.

Apenas cierro la puerta de mi casa, subo las escaleras corriendo hasta llegar a la habitación de mi hermana, donde la encuentro profundamente dormida boca abajo, creo visualizar un poco de saliva sobre su almohada y aunque hago una mueca de asco, me abalanzo sobre ella, causando que suelte un quejido.

—Auch, pero qué maldita eres...

Suelto una risa y ella vuelve a quejarse. Con un movimiento de su mano, ve la hora en su mesita de noche y maldice.

—Son las seis de la mañana, Jade. ¿Por qué tienes que venir a interrumpir mi sueño? Estaba a nada de ser follada por... —se queda en silencio y yo me hago a un lado, viendo cómo su ceño se frunce—¿Ves? ¡Ya hasta se me olvidó con quién!

Mi hermana se da la vuelta y en el proceso de sentarse, enciende su pequeña lampara.

—Espero que me hayas despertado por una buena razón —me mira con ojos entrecerrados y río al ver su cabello despeinado y saliva seca en su mejilla.

—Anoche estuve con Andrew —suelto.

—Lo sé.

Suspiro y apoyo mi espalda del respaldar de la cama.

—Él dijo: «Te quiero».

—¿Dijo que te quería?

Asiento y sonrío un poco.

—No esperaba que lo hiciera, ambos estábamos tirados sobre el hielo viendo las estrellas y... Simplemente lo dijo y yo no podía creerlo. Él se veía tan guapo, sus ojos verdes me veían con miedo y emoción, estaba nervioso y debiste ver lo rojo que se puso —río un poco y mi hermana también lo hace—. Se veía tan adorable...

—¿Pero...?

Hago una mueca y miro a mi hermana, encontrándome con sus ojos grises, es como ver a través de un espejo, a diferencia del color de cabello y que evidentemente yo soy la más bonita de las dos.

Suelto un suspiro y lo digo:

—Pero ambas sabemos que eso no es suficiente y... Que en seis días, él no va a pasar de decir: «Te quiero», a decir: «Te amo».

Bajo la mirada cuando siento una lagrima rodar por mi mejilla.

Mi hermana toma mi mentón y me hace alzar la mirada, mas no soy capaz de verla. No cuando me siento débil, no cuando mi pecho se oprime del dolor, no cuando me falta el aire y las fuerzas para seguir.

—Mirame, Jade. Por favor, mirame.

Lo hago y seca otra lagrima que cae con su mano.

—Yo jamás voy a dejarte sola, sé que a veces piensas que estás sola en esto, pero no lo estás, me tienes a mí. Me tienes a mí, Jade y eres tan fuerte y te admiro por tanto, porque yo no tendría la valentía de afrontar todo lo que estás viviendo, yo me fuese rendido.

Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora