Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]

1. Estafadora

Andrew Price.

04 de marzo, 2019.

Desperté.

Yo desperté y ella no estaba.

Traté de entenderla, traté de no presionarla, pero hice mal al continuar con ella, hice mal al confiar en ella.

¿Fui un idiota? Evidentemente. Porque una vez más, fui engañado.

Sequé sus lágrimas, estuve allí para ella, le preparé chocolate, y son contadas las personas a las que les he preparado chocolate. Incluso traté de dar lo mejor de mí y aun así, me engañó. Ella me mintió.

No me gusta recordar el día en el que tanteé el otro extremo de la cama y la encontré fría y vacía. Fui iluso al creer y confiar en ella, fui iluso al pensar que todo estaría bien y que no pasaba nada si ella no estaba a mi lado esa mañana. Yo la excusé.

Y aun así, fui tan inocente al ir a su casa en la madrugada del primero de enero, para buscarla y desearle un feliz año, para saber si se encontraba bien. Pues ella había estado ausente en los días anteriores y, por más que me había advertido que podría desconectarse, quería verla.

Yo esperaba verla esa noche y, en cambio, tuve que ver a su hermana entregándome una carta mientras musitaba un: «Lo siento».

Después de todo lo que pasamos y de haber seguido a mi lado aun cuando le decía que solo podría ofrecerle mi amistad, después de que logró ganarse mi corazón y ser la dueña de la mayoría de mis pensamientos, después de que creí haber compartido un momento íntimo y especial, ella... ella simplemente decidió dejarme a través de una carta.

¿Quién carajos puede ser tan cobarde como para dejar a la persona que dijo querer mediante una carta que ni siquiera me entregaría ella misma?

La respuesta es fácil: Jade Jhonson.

Alías: La gran estafadora de mi vida.

Una sensación amarga me recorre el pecho al recordar esa carta. Recuerdo haberla tomado y saber al instante que esa carta no significaba algo bueno. Recuerdo al gato negro observándome desde su ventana.

Recuerdo haber subido a mi auto y haber sido lo suficientemente inteligente como para esperar llegar a mi apartamento y poder leerla. Recuerdo haber subido el ascensor con el miedo latente en mi corazón y recuerdo el gran suspiro de temor que solté cuando me dejé caer en el mueble de la sala y me decidí por abrir esa carta en la privacidad de mi hogar.

Recuerdo mis manostemblorosas y el gran nudo que se formó en mi estómago y garganta, cuandocomencé a leerla. Me jode aún ser capaz de recordar cada una de las palabrasque escribió...

"Andrew, soy una cobarde y no lo voy a negar. No debería estar haciendo esto por este medio, porque tú no te lo mereces... Sé que dije que las cosas mejorarían, pero si has recibido esta carta, es porque todo se ha ido al carajo.