Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]

17. Ex's y chocolate para alegrar al corazón

Andrew Price.

Ver llorar a Jade, no me gustó, no me gustó no saber el motivo de sus lágrimas y me genera un tanto de ansiedad, porque quisiera poder entenderla, me dolio sentir mi sudadera empaparse y no saber el por qué, quiero consolarme pensando que al menos estuve ahí para ofrecerle un abrazo.

Y cuando ella paró de llorar, vi sus claras intenciones de marcharse, yo no podía dejar que se fuera en ese estado y entonces la invité a mi apartamento, el cual se encontraba literal en la otra calle, yo casi le supliqué que viniera conmigo y agradecí que finalmente aceptara, pese a no estar convencida y seguro queriendo alejarse de mí... pero ahora está aquí sentada en la isla de mi cocina, observando mis movimientos.

La invité porque prometí preparar la bebida que siempre consigue relajarme y al final de un día difícil, crear un buen momento que me saca una sonrisa.

—¿Y Darién? —pregunta, rompiendo el silencio.

—No está, creo que salió con una chica, la verdad, no estoy muy seguro.

La escucho suspirar.

—Él me agrada, lástima que lo de él y mi hermana terminó en una amistad, fuese sido un buen cuñado.

Tomo el batidor y remuevo la mezcla en la cocina, me encuentro de espaldas a Jade, así que no puedo verla.

—Puede ser, nunca le he conocido una novia a Darién, así que no sé si sería un buen material como cuñado.

—¿Nunca? ¿Nunca ha tenido una novia?

Alzo un hombro.

—No lo sé, pienso que si fuera tenido alguna, me hubiera hablado de ella.

—Entiendo...

—¿Y por qué hablamos de Darién? —pregunto, tomando la canela de un frasco y echando un poco a mi preparación.

—Vale, hablemos de ti. ¿Cuántas novias has tenido? —pregunta ahora y me quedo congelado por unos segundos con el batidor en mi mano.

¿Cuántas novias he tenido? Mierda... no pensé llegar tan pronto a esta conversación, así que por supuesto que no tengo preparada una respuesta, no temo contarle a Jade, son parte de mi pasado y por ende, historias ya superadas.

A mi memoria llegan los rostros y la historia con cada una de ellas, suspiro y sigo con mi trabajo en la cocina.

—Bea, Bianca y Nerea.

—¿Tres novias?

Asiento.

—¿Y cuál es la historia de las dos primeras?

—Uhm...

—Si es mucho pedir, no tienes que decirme, está bien.

Niego y suspiro.